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Tribuna
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Coches

Estarán conmigo en que lo que está sucediendo con la publicidad de los automóviles no es un fenómeno normal. Admitamos como un hecho largamente aceptado que el anuncio de un producto no tiene por qué referirse a las condiciones objetivas del producto y que, una vez en ello, los efectos de magia por aproximación o las connotaciones de cualquier orden autorizan la retórica de la seducción. Ningún escándalo por tanto ante este lenguaje. El fenómeno nuevo radica en el talante de exasperación con que se pronuncia. En verdad, no podría asegurarse si es la creciente competencia en la batalla por vender coches o la misma hartura sectorial del publicitario quien ha llevado a esta situación. Tampoco vale, la pena descubrirlo. En todo caso, parece claro que una durísima presión sobre el trabajo de los creativos les ha abocado a promocionar automóviles precipitándolos por los acantilados, echándolos despiadadamente desde los aviones o lanzándolos desde un portaviones al océano.Cierto que existen otros temas como el de la fiereza y el salvajismo del motor que no terminan en despeñamientos, pero tampoco cabe decir que sean tranquilizadores. Igualmente se brinda un surtido de ofertas, en principio trascendentes, que prometen coches capaces de traslaciones infinitas, tales como el acceso a los desiertos de la libertad en estado crudo o al mismo lugar del fin del mundo. Pretensiones, ambas, emparentadas con el desmayo o el paroxismo.

El conjunto tiende en suma a descargar sobre el cliente, ya de por sí desconcertado ante el rumbo personal de su vida, un estrés adicional de muy dificil justificación por parte de marcas que en otros tiempos parecían querernos. Desde luego es probable que los fabricantes y sus promotores padezcan actualmente de los nervios y no estén encontrando el modo de sosegarse. Cualquier ciudadano podría entender esta dificultad. Pero ni un paso más. La publicidad, según la aceptamos, iba a procurarnos opciones de felicidad y ensoñaciones. Muy lejos ahora de prometer un sueño, no hace sino difundir una múltiple opción para el insomnio.

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