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MEXICO 86

Omar Borrás

El seleccionador uruguayo sufre las iras de sus compatriotas

Omar Borrás se hace llamar el profesor, aunque el título académico no se sabe ni quién ni dónde se lo otorgaron. Para muchos uruguayos, Borrás es el prototipo del chanta. Con esa palabra de origen dialectal genovés se denomina en el Río de la Plata a los, farsantes y simuladores que, engolando la voz y atribuyéndose conocimientos y títulos que no poseen, intentan y a veces logran impresionar o engañar a incautos y crédulos. El juego duro de su equipo y la sanción de la FIFA que le ha. castigado con un partido de suspensión por llamar "asesino" al árbitro, han situado en primer plano a Borrás.

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Borrás parece más un típico politiquero criollo que un director técnico de fútbol. Confusamente verborrágico, charlatán, demagógico -y vivo, es capaz de decir dislates como su famoso sé que no conformo ni a sirios (sic) ni a troyanos". Desde 1982, según recoge un extenso currículo que distribuye generosamente a cuanto periodista se encuentre -a su alcance, Omar Bienvenido Borrás Granda,de 54 años, nacido en Montevideo, casado, es el seleccionador de Uruguay.El profesor Borrás acumulé los títulos de salvavidas, entrenador de voleibol, atletismo, natación y fútbol. Luego, con el dinero de su pintoresco padre (que construyó un palacete y junto a él una plaza de deportes cercada por altos muros en los que con grandes letras pintó la leyenda "Parque Omar y Aldo Borrás", los nombres de sus dos hijos), empezó a viajar por Europa y América Latina para participar en cuanto seminario, conferencia, encuentro o cursillo de deportes o algo que se le pareciera se realizara, con el fin de acumular diplomas.

Al darse cuenta de que la popularidad y/o el dinero sólo se obtienen en el fútbol, se vinculó primero como preparador físico; luego, como ayudante de entrenador, y finalmente como director técnico a equipos de Primera División.

En 1966 apareció como colaborador de Ondino Viera, director, técnico de la selección uruguaya en el Mundial de Inglaterra, pero su hora de gloria coincidió con la instauración en 1973 en Uruguay, por vez primera en el siglo, de una dictadura militar, con la que colaboró activamente en la intervenida universidad y en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).

Con un militar, el coronel, Héctor Junanico, al frente de la AUF, una organización en la que el régimen vetaba de hecho el ingreso de dirigentes o entrenadores de izquierda o progresistas, Borrás logró en 1982 su máxima aspiración: de empleado administrativo a cargo de un departamento técnico-deportivo, pasó a ser el seleccionador.

La asunción de ese cargo por Borrás coincidió también con el surgimiento de una serie de jugadores jóvenes de calidad, como Enzo Francescoli, Jorge da Silva, Carlos Aguilera o Mario Saralegui.

Los más cautos de sus críticos señalan que "no es un hombre de fútbol", y la mayoría sostiene que "no sabe nada", pero todos están de acuerdo en que durante cuatro años tuvo una fortuna increíble, y logró clasificarse para México.

En 1985 terminó en Uruguay, después de 12 duros años, el régimen militar, pero uno de sus frutos, Borrás, se quedó. Las numerosas críticas a la incapacidad técnica de Borrás, a sus reiterados errores tácticos y a su controvertida personalidad se estrellaron con el argumento "tiene tarro y no lo podemos sacar mientras la selección gane".

La convocatoria de jugadores para el plantel mundialista estuvo llena de indecisiones y contramarchas. A veces, Borrás cedió a la presión de críticas y público, y en otras oportunidades se negó a escuchar el clamor popular. Por ejemplo, no quiso convocar a Hugo de León, un zaguero central que brilló en el Mundialito de 1980 y luego en el fútbol brasileño, pero cuyo pecado es tener militancia de izquierda; ni tampoco llamó al principito Rubén Sosa, del Zaragoza.

Antes del Mundial, Fernando Morena, famoso futbolista uruguayo y conocido de la afición española, sentenció: "Este equipo de Borrás no juega a nada, desaprovecha a los buenos jugadores con que cuenta, no tiene un esquema táctico ni un estilo propio. Irá al desastre, como ocurrió en 1974, por falta de dirección adecuada".

Así lo entendieron también la crítica deportiva y- la afición en su mayoría. Borrás fue blanco de las burlas de un conocido programa cómico de la televisión uruguaya y de las andanadas de una revista satírica, Guambia, que en su último número previo al 1-6 ante Dinamarca anticipó lo que ocurriría. Con el título de Oremos por Uruguay, y parafraseando diversas oraciones, Guambia, ironizó así: "Profe nuestro que estás en los Méxicos , abucheado sea tu nombre, venga a nos el tu tarro, no hágase tu voluntad así en el medio como adelante", o "no creo en Borrás, padre todopoderoso, creador del curro y de la cháchara...".

Después vino el 6-1 del estadio Neza ante Dinamarca. Borrás ya tiene listas las maletas para ir a currar (en el lunfardo uruguayo, engañar) a un país árabe.

"Pese a la amargura de la goleada, algo positivo sacamos", dicen: "El chanta se va".

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