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Kinnock se apunta un tanto con la expulsión del trotskista Hatton del laborismo británico

La reciente expulsión de las filas del laborismo británico del joven y combativo dirigente Derek Hatton, por pertenecer a la facción trotskista Militant Tendency (Tendencia Militante), pone fin a una batalla iniciada por el líder laborista, Neil Kinnock, con los ojos puestos en las próximas elecciones generales. La ejecutiva nacional del partido decidió el pasado jueves, por 12 votos a favor y seis en contra, expulsar del seno del laborismo a Hatton, la personalidad más conocida de Militante y vicelíder del grupo mayoritario laborista en el Ayuntamiento de Liverpool.

Hatton sólo tuvo a su favor a los miembros más izquierdistas de la ejecutiva, Tony Benn, Eric Heffer (diputado por Liverpool), Eric Clarje, Frances Curran, Joan Maynard y Dennis Skinner, cuya influencia en las altas esferas del partido es cada vez menor bajo la dirección de Kinnock.

El máximo organismo del partido decidió que Hatton era miembro de Militant Tendency, lo que lleva aparejada la expulsión inmediata del laborismo, y que, como consecuencia de esta pertenencia, había quebrantado la normativa interna. Hatton ha negado siempre estos cargos, limitándose a manifestar que, en el pasado, había distribuido el periódico de Militante en algunas reuniones políticas.

La batalla emprendida por Kinnock, tozudo como buen galés, para limpiar al laborismo británico de miembros de la facción trotskista se inició el pasado octubre, durante la celebración del congreso anual laborista en Bournemouth. Después del fracaso del Partido Laborista en las elecciones generales de 1983, que dieron a los conservadores de Margaret Thatcher la mayoría más abultada desde el final de la II Guerra Mundial, Kinnock, que reemplazó en el liderazo laborista a Michael Foot, se dio cuenta de que sólo centrando a su partido podría tener posibilidades de triunfar en los próximos comicios, previstos para 1988 como máximo. [Una encuesta publicada ayer por The Observer daba a los laboristas una ventaja de nueve puntos sobre el Partido Conservador, con los socialdemócratas situados seis puntos por debajo del partido gobernante.]

La existencia de Militant Tendency le dio a Kinnock una excusa para actuar y poder presentarse ante la opinión pública como líder moderado, dispuesto a enfrentarse con los radicales y extremistas que, según los conservadores, se habían adueñado del laborismo británico. El enfrentamiento se produjo en plena celebración de la conferencia anual laborista el pasado otoño y su virulencia tomó por sorpresa tanto a los reales o pretendidos miembros de Militant como a la izquierda del partido.

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