Un aire distinto
Dos de las 16 selecciones que han pasado a los octavos de final tienen un aire distinto. Dos a las que uno espera encontrar siempre entre las que dicen algo en un Mundial, especialmente si éste se disputa en América. Se trata de Brasil y Uruguay.Brasil desilusiona. No gusta como juega. Ganó a España de forma poco convincente, casi deshonrosa. Y, sin embargo, al mirar ahora la clasificación, se ve que Brasil es, con Dinamarca., el único equipo que ha ganado sus tres partidos. Y es el único que no ha recibido ningún gol. Además, Zico está entrando en juego. Y, sobre todo ello, tiene la inmensa autoridad que le da su historia. Sólo Brasil ha participado en todas las ediciones. Ya suma 60 encuentros, con 40 victorias, 10 empates y 10 derrotas. Lleva justamente la media inglesa, el promedio del campeón: punto y medio por partido.
Y también merece respeto Uruguay. Los charrúas representan el, fútbol de un país de menos de tres millones de habitantes, pero que siempre se bate de igual a igual con quien sea. Debutaron ante la RFA y empataron. Frente a Dinamarca le expulsaron a uno de sus duros defensas a los 10 rninutos de juego y sufrió una goleada histórica. Ante Escocia, el francés Quinioti estableció un récord sin igual al dejar al equipo uruguayo con 10 jugadores a los 53 segundos. Pero ellos habían aprendido la lección de la jornada anterior y se las apañaron para burlar a Escocia, esconder la pelota y conseguir que los duros británicos no la encontraran en 89 minutos.
Pero Brasil y Uruguay tienen compromisos serios en los octavos de final. Brasil jugará ante Polonia. Y Uruguay, contra Argentina. La suerte para Uruguay es que lo que haya pasado antes no tiene importancia. Viene del grupo de la muerte para jugar eliminatorias a muerte. Sabrá jugar su baza. Brasil y Uruguay son unas selecciones con pedigree.
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