Pilar Escario

Pilar Escario lleva en el campo de la publicidad casi la mitad de su existencia. Con un aspecto que no delata en ningún momento su edad, no tiene ningún reparo en confesarla, para pedir después discreción sobre este dato, "porque en el mundo que rodea mi trabajo hay que mantener un aspecto joven". Tras esta confesión, Pilar se desdobla en dos: la ejecutiva esclava de una imagen estereotipada impuesta por la publicidad y la feminista que ha analizado, junto con un grupo de sociólogas, el contenido de 1.400 anuncios.

Sobre este trabajo de campo se ha organizado la muestra sobre la mujer en la publicidad, que actualmente se expone en el Círculo de Bellas Artes. Pilar Escario, divorciada, con tres hijos y ex militante feminista seducida por el impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana, llegó a la publicidad casi por casualidad. El aspecto que ofrecen las paredes desnudas de su despacho invita a pensar que aún se siente en este mundo con cierta provisionalidad. Es una habitación fría e impersonal, en la que no está presente la foto de sus hijos -una chica de 22 años de la que dice con cierto orgullo "que está a punto de terminar Económicas" y dos varones de 21 y 18 años- ni los murales coloridos que suelen adornar el ambiente de trabajo de todos los que se relacionan con el mundo publicitario. Pero la firmeza y la seguridad que muestra al hablar de su trabajo y los datos que aporta muestran que este ambiente desangelado no se debe a que conceda poca importancia a su trabajo.A pesar de ello Pilar Escario no se siente reflejada en la imagen que la publicidad ofrece de las ejecutivas -mujer perfecta ama de casa - "en la realidad el trabajo es algo completamente distinto; todos los ejecutivos lo que queremos es dejar de serlo y dedicarnos a otra cosa"-, pero tras el estudio, realizado por encargo del Instituto de la Mujer, analizando minuciosamente la imagen femenina que subyace en anuncios aparentemente inofensivos, Pilar tiene el consuelo de no sentirse una excepción.

"Las mujeres rechazan la imagen que da de ellas la publicidad aunque aún no hay una actitud activa de denuncia. Los anuncios publicitarios tienen además un efecto de bumerán, porque la mujer al ver su imagen la ve manipulada. Se da cuenta de que esto es una consecuencia de la marginación que sufre, y rechaza esa mujer simbólica que aparece desempeñando papeles que no quiere para sí misma". "La mujer es consciente de su cambio, no hay nada más importante en este moinento", dice con convicción Pilar Escario, "y la publicidad no está a la altura de las circunstancias de ese cambio. El hombre puede es tar también manipulado por la publicidad, ahí estan los anuncios que hay ahora de calzoncillos, por ejemplo, pero sin embargo no les importa esa manipulación".

"La mujer no se reconoce en la publicidad. Ésta utiliza un lenguaje metafórico y simbólico, crea imágenes eficaces, y para ello caricaturiza en cierto modo a la mujer. En este punto surgen los problemas", según Pilar Escario, "porque tiene forzosamente que recurrir a reflejar tipos de mujeres fáciles, estereotipadas, manejables. Es ahí donde la mujer rechaza la publicidad, y además nos hace interiorizar un rechazocontra todo lo que según la publicidad es negativo para la mujer, como la edad y la obesidad, cosa que no ocurre con el hombre".