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Olvídate de la maleta

Las consignas de las estaciones de ferrocarril más importantes se abrirán antes del verano

Vivir en un país en el que se producen atentandos terroristas supone, además de la fúnebre estela de muertos, importantes incomodidades para los ciudadanos. Una de ellas se inició en 1980, a raíz de una serie de atentados de ETA Político-militar en diversas estaciones de ferrocarril, que tuvieron como consecuencia inmediata el cierre de las consignas, con los inconvenientes que esta medida provoca a los usuarios, sobre todo aquellos que llegan a una ciudad y permanecen en tránsito en ella. Ayer la estación de trenes de Chamartín, en Madrid, reabrió su consigna, en virtud de un acuerdo sobre medidas de seguridad alcanzado por Renfe y el Ministerio del Interior, que supondrá un desembolso para los contribuyentes de 2.000 millones de pesetas.

La reapertura de la consigna de Chamartín es la primera que se concreta tras el acuerdo referido. En este mes está previsto que se abra la de la estación de Sants, en Barcelona, y posteriormente la de Atocha, en Madrid. La Dirección de Seguridad de Renfe tiene igualmente previsto abrir antes del verano las de Bilbao, San Sebastián, Vitoria, Pamplona, Irún (Guipúzcoa), Zaragoza, Valencia, Sevilla, Vigo (Pontevedra), Granada y Algeciras (Cádiz).Por su parte, la Dirección General de Aeropuertos Nacionales elabora actualmente un estudio técnico sobre las condiciones que deben reunir las consignas para ser reabiertas, aunque todavía no hay fecha fijada para ponerlas en funcionamiento. En este estudio se señala la necesidad de contar en cada consigna con un sistema de detección de rayos X, la potestad del funcionario de abrir las maletas en caso de duda, además de la identificación del usuario que pretenda dejar una maleta en la consigna. En el estudio se incluye la recomendación de construir con hormigón las paredes de la sala que albergue la consigna con la intención de que, en caso de explosión, la onda expansiva se dirija hacia arriba.

La consigna de Chamartín dispone de 452 cajetines individuales. Cada uno de ellos tiene unos 70 centímetros de fondo, 45 de ancho y 60 de alto. El alquiler del cajetín cuesta 100 pesetas por 24 horas a cada usuario. Cada uno tiene llave diferente, que se entrega al viajero tras introducir él mismo sus maletas en el cajetín.

Detector 'olfativo'

Antes de este trámite, cada usuario debe hacer pasar, a través de una cinta transportadora, su maleta por un detector de rayos X, que proyecta la imagen del interior del bulto en un videoterminal controlado por un miembro de la Policía Nacional. El detector, fabricado por Halcón Ibérica, emite una radiación de 0,01 microrreims. Carlos Román, miembro supernumerario del Cuerpo Superior de Policía y director de seguridad de Renfe, señala que la "baja radiación que se aplica a las maletas impide que se puedan velar fotografías o malograr alimentos. Incluso, como ejemplo, se puede decir que la radiación que sufre un cuerpo humano al serle aplicado un tratamiento sanitario de rayos X es de 30 microrreims". El policía puede exigir al usuario abrir la maleta y mostrar su contenido' El ritmo de utilización de la consigna ayer, primer día de funcionamiento, fue de 20 personas por hora.La consigna de Chamartín ha supuesto un desembolso de 25 millones de pesetas, de los cuales 14 corresponden al aparato de detección. Renfe pretende colocar en las estaciones de Sants y de Atocha el mismo sistema de detección. En las demás estaciones, el sistema de rayos X será sustituido antes del verano por un detector denominado oyativo, cuyo coste -dos millones de pesetas- es significativamente inferior.Este último sistema, marca Grasseby y modelo PD-2, se compone de un pequeño maletín, alimentado con dos botellas de argón, y lo que propiamente es el detector, en forma de puro, que al ser aproximado a la maleta emite unas señales acústicas y visuales si ésta contiene explosivos.

Renfe pretende reabrir consignas en todas las capitales de provincia, aunque en la mayoría de ellas no habrá ningún sistema de detección de explosivos. La razón de ella, al menos a juicio del responsable de seguridad de Renfe, se debe a que no se consideran de entidad suficiente como para ser blanco de atentados terroristas.

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