Boada preside la junta del Hispano con un consejo de administración renovado en más de la mitad de sus componentes

El presidente del Banco Hispano Americano, Claudio Boada, preside hoy la junta general de accionistas de la entidad, que se presenta bastante diferente a la del año anterior. En 1985 tuvo que enfrentarse a buena parte de los propietarios del banco que querían que se les dieran las explicaciones suficientes para comprender por qué el Hispano Americano no podía repartir dividendo; en esta ocasión ya saben que recibirán un dividendo, aunque sea simbólico. Otro de los motivos de queja de los accionistas: el consejo de administración del Hispano ha sufrido tantos cambios en el último año y medio que pocos reconocerán a los que se sienten en la presidencia de la junta.La junta de accionistas del Banco Hispano Americano será en esta ocasión más tranquila que la celebrada hace ahora un año. Claudio Boada podrá presentar un ejercicio no demasiado brillante por lo que se refiere a los números, pero con un cambio en la tendencia de lo que venía siendo habitual hace dos años. El banco, y el grupo, se ha redimensionado procediendo a la venta de muchas participaciones accionariales, que ha permitido realizar importantes plusvalías que generaron beneficios extraordinarios.

La generación normal de recursos del banco también aumentó, sobre todo en la segunda parte del año, mostrando una salida del callejón en que se había metido des de varios ejercicios antes y cuya profundidad se mostró con toda su crudeza en el primer trimestre de 1985, cuando apenas si hubo resultados positivos. Todo ello no significa, como ha dicho en varias ocasiones el propio Claudio Boada, que la situación esté ya completamente arreglada. Junto a los cambios introducidos en la gestión y para superar la falta de agresividad del Banco Hispano Americano, el equipo que se hizo cargo de la entidad a finales de enero de 1985 ha introducido fuertes modificaciones en la composición del consejo de administración. Hasta el nombramiento de Claudio Boada como nuevo presidente de la entidad el consejo de administración estaba formado por 20 personas. En la actualidad lo componen 17.

Renuncias y nombramientos

Pedro Gamero del Castillo, personaje básico en el banco durante muchos años, falleció en diciembre de 1984, pocos días antes de que estallara la crisis en la entidad. A finales de enero de 1985 fueron nombrados consejeros Caludio Boada -que era designado al tiempo presidente de la entidad- y José María Amusátegui, nuevo número dos del grupo. A partir ole ahí se suceden las renuncias al consejo de administración y los nuevos nombramientos. El primero de estos últimos fue el de Leopoldo Calvo Sotelo, ex presidente del Gobierno y vinculado con el grupo Hispano desde varios años antes. Al tiempo, y por motivos de edad, renunciaron al cargo de consejeros Gervasio Zaldo, Alberto Comenge y Julio Tejero. El segundo nombramiento que se efectué fue el del representante del Commerzbank, propietario del 10% de las acciones del Banco Hispano Americano.A lo largo de 1985 cesaron en sus cargos de consejeros Rafael Azcoaga, Juan Antonio Ollero y Ramón Serrano. Pero las salidas más significativas se centraron en las correspondientes a Jaime Soto, que hasta la crisis fue consejero delegado del Hispano, y Alejandro Albert, anterior presidente, que dimitió por motivos, de salud.

Las incorporaciones efectuadas por Boada a partir de entonces han ido en la línea de incorporar empresarios al consejo de administración. Rafael del Pino, Juan Lladró y Fernando Asúa han sido los elegidos. Otro de los cambios introducidos fue la creación de la comisión ejecutiva del consejo, a la pertenecen, además de Boada y Amusátegui, Antonio Basagoiti, Javier Benjumea, Alberto Oliart, Antonio Barrera de Irimo y Rafael del Tino.