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La izquierda de la Democracia Cristiana de Italia critica los métodos renovadores de De Mita

Juan Arias

La izquierda histórica de la Democracia Cristiana italiana (DC) vive un auténtico drama de conciencia en el congreso que se desarrolla estos días en Roma y que concluirá previsiblemente con la reelección del secretario nacional, Ciriaco de Mita. Esta corriente se muestra de acuerdo con el líder democristiano en la necesidad de renovar a fondo el partido, pero no comparte los métodos y los instrumentos que está usando para conseguirlo.

Esta discrepancia ha empujado a Giovanni Galloni a dimitir como director de Il Popolo, el órgano oficial de la Democracia Cristiana, tras su dura intervención del martes, que entraba en abierto contraste con el secretario nacional. Y el drama es que Galloni y sus compañeros de la izquierda democristiana. que hoy se inspiran en Benigno Zaccagnini saben que se están oponiendo a De Mita, que ha militado junto a ellos en esa corriente y que es un hombre de Aldo Moro -el líder de la DC secuestrado y asesinado por las Brigadas Rojas en 1978-, y no una personalidad que pueda calificarse de derechista.El punto central de este congreso consiste en que De Mita ha propuesto como condición esencial para. renovar el partido el acabar con las viejas corrientes o poderosos grupos internos. Precisamente esto es lo que la izquierda de la organización había mantenido siempre para que la Democracia Cristiana pasase de ser un partido de mera "ocupación del poder" a un fuerza "creadora de política".

Pero, curiosamente, son los de la izquierda quienes resisten en el momento en que De Mita ha propuesto la abolición oficial de' las corrientes para presentar una sola lista de candidatos, a la dirección del partido según las indicaciones de los congresos; regionales, donde se había formado tina mayoría de un 65% a favor de una lista única.

Pluralismo en peligro

En realidad, el miedo expresado por Galloni consiste en que esa operación, a su juicio, es ambigua, ya que podría servir sólo para eliminar al grupo de la izquierda en aras de una unanimidad que resulta más aparente que real. La izquierda de Zaccagnini teme que con dicha operación se pierda el pluralismo ideológico del partido, precisamente en un momento en el que el propio Partido Comunista está descubriendo las corrientes como pluralismo de ideas en la unidad.No basta que dichos viejos grupos de poder, dice la izquierda democristiana, desaparezcan sobre el papel. Lo importante es que dejen de influir al partido en sus decisiones. Y han puesto un ejemplo: de nada serviría acabar con las corrientes si después, a la hora de elegir, por ejemplo, los ministros de un Gobierno o los cargos del partido el secretario nacional de la Democracia Cristiana en vez de gozar de la libertad de escoger a los mas preparados, acaba designándoles -como ocurría en el pasado- con el código Cencelli en la mano, es decir, según la vieja lógica de satisfacer a todos los grupos de presión.

Otro de los puntos conflictivos es que mientras el secretario De Mita quiere acabar con las clásicas fórmulas de izquierda y derecha, sustituyéndolas por las categorías de nuevo y viejo, la izquierda. democristiana. plantea que no debe olvidarse la identidad impulsada por Moro y Zacagnini.

Sin embargo, la impresión es que la postura mantenida por la izquierda histórica de la Democracia Cristiana en este congreso es más, bien su último testamento, ya que todo está decidido.

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