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Tribuna:SAN ISIDRO 86
Tribuna
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Isidros

El isidro, en los sanisidros, no es el espectador que viene a las corridas. El isidro, el paleto, el pardillo, el pardal es el toro. El toro siempre es de provincias, y viene a morir a Madrid, sin saber a lo que viene. El toro es salmantino, andaluz o vitorino. El toro viene a ser algo así como la alegoría picassiano/minotáurica del provinciano, del isidro. (Ver Picasso y el toro, de Vicente Marrero, hoy reeditado por la Complutense como Picasso y el monstruo.)Como el toro burlado, como el toro, el isidro acude a Madrid y acude a las Ventas, en los sanisidros, y Madrid le mata y en las Ventas le estafa con malas corridas y balconcillos de reventa. (A la noche le estafarán en la Gran Vía o en Capitán Haya, semiesquina Meliá, las lolitas, los travestís, las choricillas, los chaperos y los macarras.)

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Pero el isidro viene, y viene el provinciano, porque asistir a una corrida es asistir a un capítulo de la Historia de España, sacar entrada para un cartón de Goya, suscribirse a un Episodio nacional de Galdós. (A don Benito le quedaba perrona por ejemplar vendido.) Al isidro, ay, le falta imaginación para verse alegorizado en el toro, incluidos los cuernos que le pone la, cabra loca que pasta novela verde en una esquina de la Telefónica, la mulata de la calle de la Cruz o la legión de cabecitas locas, boquitas pintadas y corazones solitarios de Castellana, orilla izquierda.

El toro es el inmenso provinciano en las fiestas solares de Madrid. Al toro, como al isidro (aunque el concepto de isidro debiera restringirse al madrileño, de la provincia o autonomía), se le dan pases de engaño, se le ponen banderillas, se le pica, se le mantea, se le marea, st, le vuelve a picar, se le dan urios ayudados por alto y se le mata.

El toro está entre arcángel y señor de provincias, que viene de sus fincas a comerse Madrid, pero Madrid le come hasta el puro y le mata hasta la talla de la ropa interior. La fiesta es el triunfo ritual de la ciudad sobre el campo, de la cultura sobre la agricultura, del intelectual vestido de naipe (Valverde) sobre el isidro vestido de cuerna. Así en política.

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