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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El nido psiquiátrico

El artículo de Leandro Herrero Velasco sobre la Agonía de la psiquiatría (véase EL PAIS del 12 de marzo de 1986) parece encamina do a abrir los ojos a una cierta izquierda todavía impregnada de tics contraculturales e insuficientemente modernizada en determinadas áreas de la práctica social, como sucede en este caso con la asistencia psiquiátrica. Herrero Velasco nos invoca la evolución actual de la psiquiatría en EE UU, señalando el auge de la psiquiatría biológica y él desarrollo de la psicofarmacología frente al fracaso de las corrientes psiquiátricas comunitarias.

Nos habla de una tecnificación dura de las sociedades occidentales, pero no establece en su artículo la relación de correspondencia que, en mi opinión, existe entre este proceso de tecnificación creciente, el modelo concreto de sociedad del que es solidario y el triunfo de las prácticas psiquiátricas biologistas-positivistas.

Ni mucho menos se asoma por su artículo, como hipótesis, la profunda imbricación de este fenómeno con las corrientes sociales e ideológicas que constituyen el soporte de la ideología reaganiana.

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Más bien pretende transmitirnos una mala conciencia por no saber estar en la onda de los progresos cuantitativos y cualitativos del conocimiento científico (neurociencias), debido a la obstrucción de la práctica psiquiátrica eficaz por una orientación un tanto asilvestrada, hermética, caótica, mistificante y acientífica inspirada en las filosofías comunitarias y humanísticas. Sin que se hayan propiciado los medios y, en parte, el tiempo razonable para desarrollar de forma creativa y útil las orientaciones surgidas de la contestación a las formas psiquiátricas tradicionales, ya se alzan voces que, desde una pretendida competencia y una no menos pretenciosa solidez científica, atribuyen aun (en cierto modo embrionario) planteamiento comunitario la falta de operatividad de la asistencia psiquiátrica actual.

No duda en dibujarnos una cruel panorámica compuesta por asistentes y psiquiatras comunitarios enfrascados en interminables debates en tanto el enfermo mental clama por una urgente curación.

Sin embargo, no nos indica exactamente en qué consiste su concepto de curación, aunque sospecho que su interés por desbrozar el camino de lastres éticos y dar paso al empleo (correcto) de la farmacoterapia resulta bastante ilustrativo. Critica la ausencia de soportes epistemológicos que inspiren la interdisciplinaridad de "higienismo mental", como él denomina.

Esta desmitificación supongo que se lleva a cabo desde un viejo y bien anclado ángulo epistemológico (aunque ahora se nos presenta con refinados avances): aquel que considera al organismo humano como una variable sobre la cual hay que operar para transformar las conductas inadaptadas o enfermas, sin más consideración sobre la racionalidad del medio al que se pretenden adaptar.

Indudablemente, la psiquiatría comunitaria puede adolecer de excesos, lagunas teóricas y demás enfermedades infantiles propias de una práctica en desarrollo. Otra cuestión muy diferente es que se nos pretenda colar por la puerta de los descubrimientos de última hora lo que no son sino meras prolongaciones de una vieja y ahora depurada (hasta cierto punto por prejuicios éticos) tecnología de la mente. De cualquier forma, ruego a Herrero Velasco que tenga un poco de paciencia. Me temo que en muy poco tiempo usted podrá vender con más facilidad a esa izquierda y a la Administración su filosofía modernizante de la psiquiatría. Con más facilidad de lo que a esa misma izquierda y a esa misma Administración les ha costado aceptar (sobre el papel) determinadas consideraciones éticas.

Todo ha sido fruto de un lapso.

Los ahora renovados aires atlantistas, y la fiebre por succionar tecnologías que se desatará, alcanzarán tarde o temprano también a esta área asistencial.

¿Quién se atrevió a volar sobre el nido psiquiátrico?-

Santa Pola, Alicante.

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