La campaña se cerró en Cataluña sin que los líderes de CiU revelaran su voto

La campaña acabó en Cataluña sin que se revelara la más importante de las incógnitas planteadas desde el primer día: el sentido del voto de los seguidores de Convergéncia i Unió (CiU). En la noche del lunes, Miquel Roca afirmó en TV-3, en el cierre de la campaña, que lo que la gente se pregunta en realidad es qué votarán Alfonso Guerra y Felipe González. "Muchos piensan que Guerra votará no, que es lo que desea, por lo que sería conveniente que enseñara su voto antes de introducirlo en la urna", dijo Roca.

Respecto al presidente del Gobierno, el promotor de la operación reformista recordó que la única vez que González ha votado sobre la OTAN lo hizo en contra [refiriéndose al pleno del Congreso de octubre de 1981], pues la última vez que se votó en las Cortes se ausentó para no tener que votar". Los dirigentes de CiU han eludido los continuos requerimientos para que se definieran y se han limitado a reiterar la libertad de voto de sus seguidores. Sin embargo, implícitamente en los medios de comunicación y abiertamente en privado, la mayor parte de los nacionalistas han abogado por un voto de castigo al Gobierno a partir del argumento de que el referéndum no pone en juego la continuidad en la OTAN.El distanciamiento explica la campaña de Convergéncia: ni un solo cartel, ni un acto, ni un anuncio pagado. Se ha limitado a utilizar los espacios gratuitos en radio y TV para expresar sus reticencias, recordar la libertad de voto y aludir a que hace años, antes que otros, era atlantista.

El peso de la búsqueda del sí ha recaído en el PSC-PSOE y el del no en la Coordinadora para el Desarme y la Desnuclearización Total, en la que los pacifistas y ecologistas figuran con los comunistas del PSUC y del PCC, la Esquerra Republicana, sindicatos y otras organizaciones. La campaña se ha caracterizado por una escasa presencia en la calle, con proliferación de debates ante audiencias reducidas y con cierto protagonismo del manifiesto como arma propagandística. Los abstencionistas, las ramas catalanas de Alianza Popular y del Partido Demócrata Popular, han hecho honor a su opción pasando completamente inadvertidos.

Tibia campaña del PSC

Los 85 millones de pesetas invertidos por el PSC le han servido para ganar la batalla -de tono menor- publicitaria, especialmente en la prensa escrita. Los socialistas han celebrado en un mes 640 miniactos (160 en el último fin de semana) y han movilizado a 232 dirigentes, después de un inicio muy tímido por su temor a disensiones internas. En realidad su campaña iba dirigida a sus militantes, evitando los actos multitudinarios.Los 140.000 carteles además de banderolas y vallas publicitarias- que dicen haber colgado los socialistas fueron contrarrestados por la coordinadora pacifista con 75.000 carteles 100.000 tiras con el escueto mensaje de OTAN no y 600.000 dípticos explicativos del voto negativo. Esta campaña costó unos 10 millones de pesetas. La coordinadora pacifista ganó en la calle, especialmente en la precampaña, con su cadena humana de 100.000 personas. El PSUC calcula que ha organizado unos 350 actos para el no y ha gastado cerca de 12 millones.