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La huelga general convocada por la comunidad protestante paraliza Irlanda del Norte

La industria, los servicios, los transportes y, en general, la vida cotidiana de Irlanda del Norte resultaron ayer seriamente afectados a consecuencia de la huelga de 24 horas decretada por los dos partidos protestantes leales al Reino Unido -el Unionista Oficial (OUP) y el Democrático Unionista (DUP)- en una tensa jornada marcada por la violencia y la intimidación. La provincia quedó casi paralizada.

El objetivo de la huelga era mostrar la firme oposición al acuerdo anglo-irlandés firmado por la primera ministra británica, Margaret Thatcher, el jefe del Gobierno de Irlanda, Garrett Fitzgerald, el pasado diciembre en el castillo de Hillsborough, junto a Belfast. Por este compromiso, Dublín adquiría una cierta prerrogativa de intervención en la Administración de Irlanda del Norte.Desde primeras horas de la madrugada, piquetes de trabajadores reforzados por militantes unionistas establecieron barricadas en las principales calles de Belfast, Londonderry otras poblaciones, así como en la principal autopista que atraviesa la provincia y en numerosas carreteras, lo que provocó el colapso circulatorio en el transporte automovilístico. También los ferrocarriles estuvieron paralizados por la huelga, así como numerosas escuelas. Los piquetes lograron incluso que British. Airways suspendiese sus vuelos desde el aeropuerto internacional de Belfast por la dificultad para llegar a él por carretera.

Muchas tiendas no llegaron ayer a abrir sus puertas en Irlanda del Norte, unas por convicción y otras por miedo a los piquetes, que actuaron de forma no sólo organizada y eficaz, sino también violenta. Fue su enérgica acción la que impidió el funcionamiento de las principales industrias, como los astilleros Harland and Wolff, en el puerto de Belfast, todo él casi inactivo, así como su central eléctrica. La ocupación de su principal sala de operaciones por los piquetes provocó numerosos cortes de fluido, loque contribuyó a empeorar el paro y causar el caos en todo el Ulster, que ayer sufrió temperaturas bajo cero.

Comandos de enmascarados

De este modo, la nota más destacada de la jornada de protesta fue la actuación violenta de piquetes, muchos de ellos comandos enmascarados de la Ulster Defense Force. Estos paralimitares protestantes, además de amenazar y agredir a quienes pretendían ir a trabajar, incendiaron automóviles, causaron destrozos en comercios y edificios, talaron árboles y crearon el pánico y la confusión, desbordando en muchas ocasiones a las fuerzas del orden. Muchos de los manifestantes eran jóvenes.El Royal Ulster Constabulary, la policía especial de Irlanda del Norte, protestante en su mayoría, se vio impotente en muchas ocasiones para hacer frente a la situación de violencia y a las numerosas denuncias de intimidación. Anoche aumentaban las críticas contra esta fuerza por no haber mantenido abiertos los accesos a las principales ciudades.

El secretario de Estado para Irlanda del Norte, Tom King, denunció estos actos, pero reafirmó la intención del Gobierno de Margaret Thatcher de no ceder a las presiones protestantes. Los líderes de ambos partidos lealistas, Jim Molyneaux (del OUP) y el pastor protes tante Ian Paisley (del DUP) proclamaron anoche que "el pueblo ha de jado oír su voz y ha rechazado el acta de traición anglo-irlandesa".

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