Tropas israelíes vuelven a ocupar Líbano para obtener la libertad de los dos rehenes

Las fuerzas israelíes, con unos efectivos de miles de hombres y cientos de blindados apoyados por helicópteros, se atrincheraron ayer en sus nuevas posiciones del sur de Líbano, dispuestas a permanecer de nuevo en el país hasta obtener la libertad de dos agentes propios secuestrados el lunes por guerrilleros islámicos. Paralelamente, la organización Resistencia Islámica, en un comunicado difundido ayer a la Prensa, amenazó con "ejecutar" a uno de los dos rehenes si las fuerzas israelíes no se retiraban antes de las ocho de la tarde de hoy.El ministro de Defensa de Tel Aviv, Isaac Rabin, afirmó ayer que sus tropas permanecerían "un tiempo relativamente corto" en el sur de Líbano, pero siempre lo suficiente para lograr su objetivo de liberar a los dos secuestrados. Para ello, sus soldados no cesarían de realizar operaciones de batida por la zona, lo que parece dar por supuesto que los cautivos no han salido de aquella parte del país. Por el momento, la fuerza de invasión israelí ha encontrado grandes cantidades de armas presuntamente pertenecientes a la guerrilla islámica, muy activa en el sur libanés tanto contra el ocasional ocupante como contra las tropas de Antoine Lahd, un oficial disidente libanés que realiza operaciones de policía al servicio de Israel.

El primer ministro israelí, Simón Peres, por su parte, aseguró que no se regatearían esfuerzos para hallar a los desaparecidos, puesto que "toda persona en Israel es un mundo en sí mismo y, por ello, preciosa para nosotros".

En la invasión iniciada el lunes, numerosos pueblos y aldeas fueron asaltados por el Ejército israelí, en lo que constituye la mayor operación militar realizada por Tel Aviv en territorio libanés desde su retirada de este país, en junio de 1985. Al menos tres civiles libaneses murieron en el ataque y otros 80 fueron detenidos.

Los dos militares secuestrados, probablemente miembros del servicio secreto militar (Shin Bet), que iban vestidos de paisano, fueron víctimas de una emboscada, en la que resultaron también muertos dos milicianos del autodenominado Ejército del Sur de Líbano (ESL), capitaneado por el citado Antoine Lalid.

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