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Una invidente muere atropellada por el 'metro' en la estación de Chueca

María Teresa Huerga, invidente, de 32 años de edad, profesora de rehabilitación de ciegos, murió ayer al ser atropellada por un tren del metro madrileño en la estación de Chueca, cuando intentó pasar a uno de los vagones. Huerga, según fuentes de la Compañía Metropolitano, confundió la puerta de entrada con la separación entre los vagones cuarto y quinto, y trató de entrar cuando ya las puertas se habían cerrado y había sonado el silbato de partida. El accidente fue advertido por el jefe de estación, G. G. V.

Fuentes oficiales del Consejo General de la Organización Nacional de Ciegos (ONCE) indicaron ayer que María Teresa era invidente desde hace unos 10 años "y conservaba un pequeño resto de visión". Profesora de EGB, trabajaba en la Unidad de Rehabilitación de la ONCE, en la calle de José Ortega y Gasset, donde impartía clases de Braille -sistema de lectura para ciegos- a un grupo de ocho alumnos.María Teresa Huerga era soltera y vivía con unos familiares no directos en un piso de la calle de Conde de Xiquena, número 10, según informaron las mismas fuentes de la ONCE.

El accidente se produjo a las 8.10 horas, según fuentes de la Compañía Metropolitano, hora en que María Teresa acudía habitualmente a su trabajo, según indicaron en la ONCE, aunque ayer, quizá por ser un día lluvioso, iba con algo de retraso.

En la citada Unidad de Rehabilitación precisaron que María Teresa no solía llevar acompañante, pese a que disponía de un pase especial de la Compañía Metropolitano -según confirmó esta empresa- que permite el uso gratuito del servicio de metro al acompañante del invidente. Sí llevaba un bastón especial que, según fuentes de la ONCE, "hace prácticamente imposible accidentes como ese".

Según fuentes del Metro, fue el jefe de estación de Chueca, G. G. V., quien advirtió que María Teresa había caído por el mencionado espacio entre vagones, cuando ya el convoy tenía cerradas las puertas, había sonado la señal de partida y había iniciado la marcha. A los gritos de G. G. V., el conductor del tren detuvo el convoy, unos 15 metros después de haber iniciado la marcha, según fuentes de la compañía. El mismo portavoz añade que, al parecer, nadie más se dio cuenta del accidente.

El servicio del Metro en esta línea, la número 5 -el tren se dirigía hacia Canillejas-, quedó interrumpido hasta las nueve de la mañana, después de realizarse el levantamiento judicial del cadáver.

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