Javier Clemente negocia la liquidación de su contrato
Javier Clemente, el destituido entrenador del Athlétic de Bilbao, se entrevistó ayer durante una hora con el presidente del club, Pedro Aurtenetxe, y el gerente, Fernando Ochoa, a fin de llegar a un acuerdo económico sobre la suspensión del contrato. A la salida de la reunión, el ex técnico rojiblanco comentó que las conversaciones sobre el aspecto económico de la cuestión proseguirán hoy, tras el estudio por la junta de las condiciones por él expuestas. También hoy o, como muy tarde, el miércoles, según manifestaron fuentes del club, se hará pública la nota explicativa prometida por la directiva sobre su cese.
PATXO UNZUETA, Clemente fichó por cinco temporadas al finalizar la 1982-1983, por lo que su contrato no expiraba hasta junio de 1988. El entrenador, a la salida de la reunión, también dijo que seguía sin conocer las razones de su destitución, por lo que esperaba con ansiedad y curiosidad la nota. En ella deberá aclararse, entre otros puntos, el papel que en el desenlace de los acontecimientos pudo tener la decisión de Clemente de convocar a toda la plantilla -excepto a Sarabia-, en su domicilio, a última hora de la noche del viernes. El técnico declaró ayer que la junta no le prohibió expresamente realizar tal reunión: "No soy tan tonto como para hacer una cosa que acaban de prohibirme. Además, podía haberles consultado por teléfono", argumentó.La víspera, y a propósito del breve escrito hecho público por los jugadores antes de emprender viaje a Barcelona, Clemente había declarado que esa nota era "la más importante de la historia del Athlétic en los últimos años". En dicha nota los jugadores expresaban escuetamente su desacuerdo con el cese de Clemente. También ha dicho, entre otras muchas cosas, que "hay que luchar para el pueblo y no para cuatro idiotas" y que, si bien es posible que 40.000 aficionados hayan pedido su cese, "Euskadi tiene dos millones de habitantes". Pese a ello, no parece probable que llegue a convocarse un referéndum popular sobre la cuestión.
Volvió Sarabia
Ayer hubo entrenamiento en Lezama y, por primera vez desde el estallido del asunto, se ejercitó Sarabia. Las relaciones entre este jugador y el resto de la plantilla fueron normales, incluso cordiales. El capitán, Dan¡, expresó su confianza en que la existencia de "problemas internos" no disminuya el apoyo de la afición al equipo, que solicitó públicamente. El próximo domingo el Athlétic se enfrenta al Cádiz en San Mamés.
Por otra parte, Clemente admitió en la madrugada del lunes, en Antena 3, que el delito de Sarabia en el partido jugado por el Athlétic en Las Palmas, gota que derramó el vaso de su paciencia, fue el siguiente: le dijo que jugase por la derecha para tapar las subidas de un lateral muy rápido de Las Palmas, Javier, y lo hizo preferentemente por la izquierda. De paso, el técnico, tras advertir que no quería perjudicar al jugador, aceptó la teoría de que Sarabia tiene problemas físicos, especialmente de recuperación, y que es el penúltimo de la plantilla en las pruebas físicas.
Desmentido
Ese argumento, sin embargo, fue lanzado hace meses en la revista Euzkadi y ya entonces fue desmentido por club y jugador. Sarabia ha pasado por toda clase de pruebas, tanto en el Athlétic como en la selección, siempre positivamente.
Recientemente, el ex preparador físico de la selección, Carlos Álvarez del Villar, uno de los pioneros de la preparación física en el fútbol español, actualmente en el Rayo Vallecano, tras haber hecho un curso de actualización en el Reino Unido, opinó en Bilbao que, por su aspecto longuilíneo y constitución asténica, Sarabia daba el tipo de un genuino maratoniano.
Admitió, en cualquier caso, que quienes tienen esas características deben entrenarse con gran continuidad y con arreglo a un plan de esfuerzo progresivo para estar en perfecta forma. El preparador físico del Athlétic de Bilbao es Manuel Delgado, precisamente sustituto de Álvarez de Villar de la selección y actualmente en el cargo también de cara a la fase final del próximo Mundial de México. Delgado Meco goza, como su predecesor, de una magnífica reputación.
Un buen chico de Baracaldo
P. U., "En mi corazón luchan los bandos", escribió el bilbaíno Unamuno. "Todo vasco lleva en su mochila un abuelo carlista y otro liberal", corroboró Jorge Oteiza. Si el conflicto entre Javiér Clemente y Manolo Sarabia ha llegado a apasionar hasta extremos inauditos a los ciudadanos de Euskadi, incluyendo a personas que jamás habían pisado un campo de fútbol, es porque el asunto se ha convertido en metáfora de la dualidad consustancial de este país.
Vasco, de Oñate, era Lope de Aguirre, el feroz conquistador que desafió al emperador, perseguidor incansable de un improbable El Dorado, y vasco, del Baztán, era su implacable enemigo, Pedro de Ursúa.
Hace unos meses, con motivo de la presentación de la biograria de Javier Clemente, el autor del libro, Kepa Bordegaray, coordinador del área informativa del Partido Nacionalista Vasco, declaraba -aunque casi en broma- que, "si Sarabia acata la disciplina, lo pasará mejor que los expulsados navarros". Se refería, naturalmente, a los afiliados del PNV en dicho territorio que habían sido excluidos del partido en uno de los episodios de la batalla Arzallus-Garaikoetxea.
"Ia, ¡a, ¡a, Clemente a la alcaldía", gritó la multitud enfervorizada ante el Ayuntamiento cuando el entrenador apareció en el balcón con la recién conquistada Copa. Las comparsas lo declararon "Farolín" de las fiestas de Bilbao. Firmó la convocatoria para un acto político de homenaje al ex lendakari Garaikoetxea. Xabier Arzallus redactó un prólogo para su biografía. Era un chico de Baracaldo, uno como tantos, el hijo de un trabajador llegado de Zamora en los años cuarenta. Pero fue cogiendo confianza y acabó tomándose en serio tanto las palmadas en la espalda de los señores de Neguri como las aclamaciones del pueblo trabajador vasco o los halagos interesados de los políticos. Todo era una broma, pura metáfora, pero él creyó que iba de veras. Por eso ahora no acaba de entender lo que le pasa.
Tan en serio se tomó su papel que acabó incluso creyendo que podía llegar a mandar en una institución fundada tres años antes que el mismísimo Banco de Vizcaya. Con cruel ironía donostiarra, pero también con exactitud suiza, un periodista de San Sebastián, que hace unos meses mantuvo una polémica pública con el técnico de Baracaldo, daba el domingo, en clave de mus, con la razón última del reciente desenlace. "Clemente jugó al farol olvidando que sus contrincantes eran también bilbaínos".
Naipes
Aficionado a los naipes, Javier Clemente lanzó un órdago y perdió. Perdió pese a que jugaba con ventaja. En primer lugar, con la que le otorgaba tener firmado un contrato de cinco años; Sarabia finaliza contrato en junio y su futuro profesional depende en gran medida de su presencia en México 86. Jugaba con ventaja también al pretender escudarse en la plantilla, es decir, en un colectivo sometido a su disciplina y autoridad y que acababa de ser testigo de la forma cómo el entrenador entendía dichos conceptos.
Pero, sobre todo, de ventajista ha sido la suprema apelación final a Euskadi, el pueblo, los dos millones de vascos. Como decía ayer un castizo local, a propósito del millonario contrato del destituido Javier Clemente, "el kilo de patriota se está poniendo por las nubes".
Si, pese a esas ventajas, perdió la partida fue porque no supo medir bien sus fuerzas y le faltó, en el último momento, discernimiento para comprender que todo había sido una monumental broma, mera parábola, metáfora, y que en Neguri y en todos los Estados mayores se le seguía considerando lo que nunca había dejado de ser: un buen chico de Baracaldo.
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