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Los daneses temen quedar aislados del resto de Europa

RICARDO MORENO, La decisión adoptada en la noche del martes, tras un inusualmente extenso y acalorado debate, por el Parlamento de Dinamarca, ocupó ayer el centro de los comentarios de los daneses, no sólo a nivel de los círculos políticos, sino también de¡ hombre de la calle. Al mismo tiempo que se comenzaba a vivir un clima parecido al que precedió al referéndum que en 1972 decidió el ingreso del país en la Comunidad Europea, una sensación de preocupación afloraba en las manifestaciones de muchos sectores, que consideran que se ha tensado demasiado la cuerda con la decisión de rechazo al paquete de reformas de la CE.

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El temor a las consecuencias económicas que un eventual aislamiento del país del resto de la Comunidad podría tener -punto sobre el cual puso especial énfasis el primer ministro, Poul Schlüter, antes y durante el debate parlamentario-, afloró en la calle y en los lugares de trabajo, así como también en sectores empresariales.SchIüter recordó durante el debate que en 1972 Dinamarca había elegido ser miembro de la Comunidad Europea y que, desde entonces, la sociedad danesa en su conjunto se había adecuado a esa situación. Resaltó la importancia de las relaciones económicas, tecnológicas y comerciales de Dinamarca con los países de la Comunidad, pero dijo que eso no era, con todo, lo más importante, sino que "políticamente Dinamarca es parte de la Cornunidad". "Somos", dijo, "un puente entre el continente y el Norte, y ni la Comunidad, ni Dinamarca, ni los países nórdicos merecen que escondamos la cabeza bajo la tierra y desconozcamos la importancia de esa tarea".

El hecho de que la más poderosa central sindical haya estado en desacuerdo con la decisión de rechazo al paquete de reformas, quizás más por razones pragmáticas que por identificación europeísta, da una idea de que las posiciones en torno a este problema rebasan el marco de los partidos.

Mientras tanto, las fuerzas se reacomodan con vistas a la consulta popular, cuya fecha definitiva deberá ser fijada por el Parlamento en los próximos días y que, según estimaciones, será para los últimos días de febrero, antes de la reunión que en Copenhague debe celebrar el Consejo Nórdico. Sobre los resultados del referéndum anunciado por Schlüter resulta difícil formular cualquier pronóstico.

Observadores políticos imparciales estiman, sin embargo, que la posición del primer ministro, pese a su derrota parlamentaria, no se ha debilitado, sino todo lo contrario, en lo que tiene relación con el la cuestión Dinamarca-Comunidad. No obstante, a nadie se le oculta que el asunto tendrá repercusiones, tanto entre los partidos de la coalición de Gobierno como en el seno de la socialdemocracia, donde las opiniones están bastante divididas, pese a que por disciplina partidaria se mostró una posición única.

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Contacto con la CE

Las preocupaciones del Gobierno se centraban ayer en el establecimiento de un rápido contacto con los demás países miembros de la CE, en un intento por atenuar las consecuencias que el veto del Parlamento ha tenido en Europa.

El ministro de Asuntos Exteriores, Uffe Ellemann-Jensen, un decidido partidario de la permanencia de Dinamarca en la Comunidad, realiza un viaje relámpago por las capitales de los países miembros de la CE para exponer el punto de vista danés.

Las informaciones que circulaban ayer en el sentido de que los demás países de la Comunidad seguirían adelante con las reformas aprobadas tras dificultosas negociaciones, independientemente de lo que pudiera resultar del referéndum previsto, contribuyó a aumentar las preocupaciones del Gobierno.

Los daneses son contrarios a dar más poderes al Parlamento Europeo por temor a delegar más soberanía nacional. En la cuestión del medio ambiente temen que los otros países puedan llevarlos ante el Tribunal de Justicia si las normas más estrictas danesas se interpretan como una traba al comercio.

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