Noble y retórico 'western'
La aventura de las familias de colonos que, procedentes del este de Estados Unidos, se asentaron a mediados del siglo XIX en las planicies del Oeste, usurpadas a los indios aborígenes, dio lugar a incontables situaciones de alto dramatismo, que han sido descritas en la historia del western.Una de estas situaciones de alto dramatismo se originó en la cautividad a que, con frecuencia en aquellas guerras de exterminio, las patrullas indias -sobre todo las de las tribus comanches- sometían a los niños que capturaban en sus emboscadas a las granjas fronterizas. Hay muchos westerns, algunos de gran complejidad, cuyo núcleo es éste: un muchacho o muchacha blanca que, rescatado del cautiverio y devuelto al núcleo familiar originario, proyecta sobre éste su condición india adquirida. Ha conocido al indio como ser humano y esto marca su juicio contra el racismo genocida de sus familiares y horada como un factor perturbador el equilibrio social.
La televisión ha proyectado dos filmes de la plenitud de John Ford sobre este asunto: Dos cabalgan juntos y Centauros del desierto. El segundo de ellos es una de esas inflexiones de la historia del western, un punto sin retorno, que cargan a éste de cuando en cuando de un fulgurante añadido de hondura y belleza, pues se trata de una joya del género y uno de los filmes más hermosos de que hay noticia. Pues bien, Los que no perdonan, primer western de John Huston realizado en 1959, es una respuesta al de Ford, realizado tres años antes. Unida esta condición indirectamente polémica a la buena calidad del trabajo de Huston y los actores, su interés se duplica.
Los que no perdonan vuelve del revés la vidriosa situación. Su eje argumental gira alrededor de la historia de una mestiza india -que interpreta Audrey Hepburn- que de niña fue recogida por una familia de granjeros blanca y como tal ha crecido, manteniéndose en secreto su identidad racial. El extraño personaje interpretado por Joseph Wiseman, un profeta enloquecido por la soledad de las praderas, desvela la situación y la tragedia se desencadena.
Los otros intérpretes -Burt Lancaster, Lillian Gish, Audie Murphy, Charles Bickford- redondean un trabajo colectivo de altos vuelos, algo escorado hacia la retórica, pero en el sentido noble de la palabra. Hay en este filme polémico aspectos notables, de los que se podrían entresacar algunos hilos que sirvieron para tejer la evolución del western en los años posteriores, pero no hay espacio para abordar la condición de fuente del filme de Huston. Baste con insistir en su complejidad y su amargo carácter crítico, propio de la madurez de un género que nació conformista y fue agriándose con el paso de los años, gracias a su capacidad para asimilar las mutaciones de la vida norteamericana.
Los que no perdonan se emite hoy, a las 22.30, por TVE-1.
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