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Terminan por imponerse las tensiones vendedoras

Las tensiones vendedoras de los últimos días han terminado por imponerse en un mercado en el que los puntos de apoyo habían perdido ya gran parte de su fuerza. El exceso de liquidez llevó por dos veces consecutivas a conseguir un volumen de contratación superior a los 5.000 millones de pesetas efectivas, provocando importantes subidas en los precios y la situación idónea para proceder a la retirada de beneficios. Al tiempo, muchos de los valores cuya subida era tan sólo especulativa habían comenzado a caer, con la consiguiente alarma de los compradores de última hora, que han pasado casi automáticamente de avances al límite, o posición de dinero, a la alternativa contraria, esto es, publicar posición de papel sin operaciones.El sector eléctrico ha sido uno de los más castigados, a pesar de que sus componentes se incorporaron tarde a la tendencia alcista. Las bajas han sido en la mayoría de los casos iguales o superiores a los tres enteros, situando nuevamente el indicador del grupo en el lugar más bajo de la tabla y muy lejos del índice general. La evolución de estos valores está dejando mucho que desear, pero, en cualquier caso, han demostrado hasta dónde pueden dar de sí, al menos por el momento.

Los valores bancarios han conseguido mantenerse al alza, aunque las realizaciones de beneficios también se han notado en este grupo, produciendo algunos saldos negativos todavía muy pequeños. La demanda global para los siete grandes se redujo a menos de 600.000 títulos, de los que 500.000 eran del Hispano, lo que da una idea del ambiente que predominaba en el grupo; ello no ha podido impedir que el índice haya alcanzado la cota del 120%.

El tercero de los grandes grupos, comunicaciones, continúa con su único valor bajo la presión de las órdenes de venta y con su índice por debajo del 108%. Tras acabar su ampliación de capital, Telefónica ha quedado en una situación de indefinición de la que aún no ha salido, contribuyendo con ello a darle al mercado ese ambiente contradictorio que se podía observar a pesar de las subidas casi generalizadas de los últimos días.

La especulación se había centrado en unos cuantos valores industriales, que han sido los que han sufrido con más fuerza el brusco cambio de tendencia de los mercados, pues, al retirarse el dinero, han sido demasiados los inversionistas que intentaron vender sus títulos, algo prácticamente imposible en unos valores que tradicionalmente tienen una liquidez muy baja.

En cuanto a los pagarés del Tesoro, no ofrecieron en la sesión de ayer un refugio aceptable para los fondos que salieron de la renta variable, pues la retribución obtenida en las operaciones con pacto de recompra a una semana osciló entre el 6,25% y el 1% anual, evidentemente cifras demasiado lejanas de la rentabilidad obtenida por las acciones en tan sólo 13 días, pero que sin duda ofrece también menos sorpresas. La contratación de pagarés ha sido alta, algo más de 13.000 millones de pesetas nominales, mientras que baja mucho para las operaciones a uno y tres meses, operaciones que cuentan con una retribución anual sensiblemente mayor: el 8% para plazos de un mes y el 9,25% para los tres meses.

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