El cardenal Suquía ofició una misa por Tierno ante 5.000 madrileños
Poco más de 1.000 personas pudieron entrar, a las siete de la tarde de ayer, a la misa por la muerte de Enrique Tierno, celebrada en la basílica de San Francisco el Grande. Cerca de 4.000 ciudadanos, que guardaron cola desde dos horas antes, se quedaron fuera por falta de espacio en el interior del templo, recorrido por un enrejado de andamios mientras duran las obras de restauración. En la ceremonia litúrgica, oficiada por el cardenal-arzobispo de Madrid-Alcalá, Ángel Suquía, estuvieron presentes, además de los familiares del fallecido, más de un centenar de personalidades políticas de todas las tendencias con represen.tación parlamentaria.El presidente del Gobierno, Felipe González, que se encontraba de viaje en Italia, delegó su representación en su esposa, Carmen Romero.
Ángel Suquía, que definió a Tierno como "respetuoso con la refigión", señaló en su homilía: "A los que hacen cuanto está de su parte, Dios no les niega su gracia". Meses antes de morir, Tierno reiteró su agnosticismo, aunque llegó a decir: "Dios no abandona nunca a un buen marxista".
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