Precisiones a Julián Ariza
El artículo de Julián Ariza, secretario de relaciones políticas de CC OO, recientemente publicado en estas páginas, ha provocado la respuesta de los dos sectores de la CNT. Las referencias que Ariza hacía sobre el patrimonio histórico y su devolución a las organizaciones a las que les fue expropiado -CNT y UGT-, que para el dirigente de CC OO supone un intento de potenciar alternativas sindicales distintas a Comisiones, son criticadas por los representantes de la central anarquista. Actualmente dos organizaciones se consideran herederas de la CNT histórica. La una, liderada por Juan Gómez Casas, mantiene la siglas CNT-AIT, y la otra, cuyo secretario general es José March, utiliza únicamente las de CNT. La segunda surgió como consecuencia de la escisión producida en el sindicato anarquista hace varios años, cuando en el Congreso de Valencia, algunos sectores plantearon la necesidad de modificar la política seguida hasta entonces por la organización, adecuándose a la realidad sindical, y abogando por la participación en las elecciones sindicales y en los procesos de negociación.Hemos leído con atención el artículo de Julián Ariza, de CC OO, publicado por EL PAIS el 9 de enero, sobre fórmulas de desestabilización. Estamos en general de acuerdo con su crítica respecto a la proyección económica y social del Gobierno en relación con los problemas de los trabajadores. Esta actitud la venimos manteniendo mucho antes de que CC OO empezara a pensar que es objeto de desestabilización por parte del Gobierno. La actitud de defensa de los trabajadores la hemos asumido desde el pacto de la Moncloa. ¿Recuerda Ariza? Porque el pacto de la Moncloa es el primero de la serie de ellos en cuya virtud los trabajadores fuimos condenados a pagar las crisis de un sistema basado en la economía de mercado que incluye el paro, la explotación escandalosa de quienes trabajan, la enorme diferenciación entre clases sociales, la existencia en último extremo de subclases, mendigos y marginados, destinados al exterminio.Queremos recordar, para que Ariza reordene sus argumentos, que desde 197 hasta prácticamente nuestros días, CC OO ha intervenido directamente en todos los pactos sociales cuyo objetivo era permitir la consolidación del sistema actual a expensas del sacrificio obrero, mucho antes, inclusive, de que Felipe González llegara a las conclusiones de que la economía de mercado es la mejor de las economías posibles. Porque CC OO, junto con UGT y otras organizaciones menores, firmaron el primero de esos pactos, ya mencionado, y luego los sucesivos del AMI, el ANE, el Al, hasta Regar al AES. Aquí precisaremos que si bien CC OO no firmó este último por consideraciones meramente estratégicas, pretendió luego, no obstante, estar presente en las comisiones de seguimiento del mismo, sin duda por no perder las compensaciones económicas que ello suponía. Queremos precisar que todos los pactos y acuerdos anteriormente mencionados establecían salarios obreros muy por debajo del nivel a que llegaban los precios (IPC) en cada uno de esos momentos. ¿No es cierto, Ariza?
Solamente la CNT quedó al margen de todos esos acuerdos negativos para los trabajadores. Las decisiones de nuestros plenos y congresos iban contra los pactos señalados, asumidos también por CC OO. Luego entonces, Ariza, CNT no estuvo nunca atacando desde ningún flanco a Comisiones, como dices en la segunda parte de tu artículo, sino al sistema de relaciones económico-productivas del que formaba parte también Comisiones por su colaboración en esos años mencionados. Posteriormente, sí, justo en estos momentos, la torpe política económica y social del Gobierno socialista ofrece a Comisiones la oportunidad teórica de desempeñar un papel en la defensa de los trabajadores. Oportunidad fácil dadas las ventajas que se dan, pero no debe olvidarse lo que ya hemos dicho anteriormente.
Enorme presupuesto
La desestabilización a que se refiere Ariza comprende también el que CC OO, al menos en este momento, no obtiene las ayudas multimillonarias que UGT por parte de entidades gubernamentales y bancarias. El sindicato tiene dificultades porque necesita muchos millones para pagar a centenares de funcionarios de profesión sindicalistas, que suponen un enorme presupuesto. De estas preocupaciones financieras y económicas Ariza pasa por asociación de temas a los patrimonios sindicales. Respecto al histórico se escandaliza porque se pretenda asignar 7.500 millones a UGT. Y también otra cantidad importante, aunque menor, a CNT, es decir, a las dos CNT, dice Ariza. (Perdón, amigo: no hay más que una CNT y una escisión de esta entidad.) Luego, igualmente escandalizado, Ariza dice que mientras tanto se escamotea el patrimonio sindical acumulado que, a su juicio, constituye el 96% del total de los patrimonios, mientras los históricos son sólo el 4%. Juicio muy problemático. Porque las cantidades de éstos hasta 1939, asumidas a los niveles dinerarios de hoy, subirían muy por encima del tacaño tanto por ciento previsto por Ariza. Recuerde el amigo: un panecillo costaba 10 céntimos en 1936, mientras hoy una barra de pan cuesta 26 pesetas. ¿Está claro?
Pero, además, curioso, Ariza se queja de la arbitraria aplicación que se hace del sindical acumulado. Olvida que sólo CC OO, UGT y algo USO, pero menos, han obtenido millonarias cantidades a cuenta de aquél. Olvida también que centenares de locales gratuitos les han sido adjudicados a estas centrales en el ámbito nacional. Mientras tanto, téngase en cuenta, solamente CNT ha pagado y sigue pagando sus locales con las cotizaciones de sus afiliados. Respecto al patrimonio sindical acumulado recordamos que, para empezar, nació integrando los patrimonios y bienes de los sindicatos históricos y fue luego mantenido y creció posteriormente por espacio de 40 años con las aportaciones obligatorias impuestas por el franquismo a millones de trabajadores. Muy arbitrario, pues, que las burocracias sindicales de hoy quieran usurpar, para su pervivencia, el citado patrimonio acumulado. Recordamos que la CNT tiene el acuerdo de que tal patrimonio sea gestionado por los trabajadores españoles por medio de entidades a convenir por éstos, con apoyo de los actuales sindicatos existentes.
En el aspecto final de su trabajo, que afecta sólo al problema de los comunistas dentro de ese sindicato, cosa que no nos interesa, Ariza llega a una preclara conclusión: para hacer frente a la presión ideológica y política de la derecha y del Gobierno, se manifiesta entre otras cosas partidario de la recuperación de la asamblea y de otros instrumentos directos para la participación de los trabajadores. En efecto, Ariza, los habíais olvidado. Pero no la CNT, que venía defendiendo, y sigue haciéndolo, las secciones sindicales y las asambleas como medios fundamentales de decisión de quienes trabajan en las empresas. Porque los comités de éstas, únicos organismos vivos hoy dirigidos desde el exterior por las burocracias sindicales, se han convertido en entes verticales que deciden autoritariamente por todos desde arriba.
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