'Novísimos' y billar
A José María Álvarez (véase EL PAÍS del 8 de enero de 1986), que le encanta firmar prólogos en El Cairo-Alejandría, tal vez habría que recordarle aquella frase de Pound: "No te fíes de aquel que juzgue sin tener una obra tras de sí", simplemente y con el higiénico propósito de que no incitara a polémicas a travésde cierta obscenidad en sus planteamientos. Tan sólo subrayaré algunos:1. No es necesario que su voz semeje cumplir los deseos de un ficticio coro novisimo. Si difícil fue para Castellet encontrar elementos de contacto entre dichos jóvenes, más difícil resultaría ahora que éstos defendieran el punto de vista de José-María Álvarez.
2. No creo tampoco necesario traer a estas líneas nombres rebotados de masa encefálica alguna.
3. De lo que puede enorgullecerse el autor es de contarse entre los últimos relojeros de la literatura española. A partir de José María Álvarez, los relojes son digitales, modernos, sin cuerda.
4. Sinceramente le doy la razón en un punto: los novísimos son más importantes que los novísimos. Hasta aquí, de acuerdo.
5. En cuanto a lo de "fortalecerse en los griegos y latinos", recuerde a Boscán, en su Carta a la duquesa de Roma (Boscán, poeta novísimo del siglo XVI).
De este artículo me preocupa, en conclusión, una idea: la coraza crítica y teórica con la que se arropa y cubre a up poeta o a un grupo es, debido a la superposición de estratos -métodos de análisis, comentarios, localización de tópicos, etcétera-, cada vez mayor.
Pero ¿cuál será la vocación que vindiquen estos nuevos poetas? Álvarez, en su Poética, presentada para la antología de Castellet, afirmaba: "Mi verdadera vocación es jugador de billar o pianista". Y las palabras resuenan en el fondo de una oscura sala de billar, mientras un pianista se pregunta cómo poner en hora un reloj que no tiene cuerda: ¿acaso los más importantes?- José Francisco Ruiz.
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