El Papa pide a la ONU que no permita que sus miembros apoyen el terrorismo

El papa Juan Pablo II, en su tradicional discurso anual al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, declaró ayer: "Las Naciones Unidas no deberían tolerar que los Estados miembros se zafen de los principios y de las normas contenidas en su carta y se comprometan con el terrorismo".

El Papa evocó en su discurso todos los conflictos actuales, de Chad a Camboya, del golfo Pérsico a Suráfrica, de Burkina Faso a Centroamérica, sin olvidar Afganistán. Juan Pablo II lamentó la ruptura entre el Este y el Oeste y lanzó un llamamiento en favor de la paz.

Juan Pablo II denunció sobre todo con fuerza "el terrorismo en el interior de los países y el terrorismo internacional".

"Nos encontramos frente a temibles redes de gente que no duda en matar a un elevado número de inocentes, y esto a menudo en países que no son los suyos, que no están implicados en sus problemas, para sembrar el pánico y llamar la atención sobre su causa", afirmó el Papa, en una clara alusión a los recientes atentados de Roma y Viena.

"Nuestra reprobación no puede ser más que absoluta y unánime. Lo mismo hay que decir de los bárbaros procedimientos de toma de rehenes y de la práctica del chantaje. Se trata de crímenes contra la humanidad", continuó Juan Pablo II en su largo discurso, pronunciado en francés.

No obstante, en relación con el asunto de las represalias, el Papa subrayó que "éstas atentan también indistintamente contra inocentes y prolongan la espiral de la violencia". Estas represalias, añadió el pontífice, "merecen, a nuestros ojos, la reprobación. Representan soluciones ilusorias e impiden aislar moralmente a los terroristas".