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Yolanda Campbell

Portavoz sandinista de los indígenas de la costa atlántica de Nicaragua

Yolanda Campbell tiene la piel color avellana. Su mirada es líquida; sus labios, anchos. De voz cálida, habla con parsimonia. Vocaliza su castellano con énfasis para impedir que su otra lengua, el inglés sabroso de los criollos, le gaste una mala pasada. Procede del puerto de Bluefields, en la costa atlántica de Nicaragua. Allí, en la zona más agreste y retrasada del país, habita la mayoría de los indígenas y mestizos nicaragüenses. Para dar a conocer sus costumbres y su cultura, Yolanda, criolla y sandinista, visitó recientemente España.

Yolanda cursó en Bluefields la enseñanza primaria y después, en Managua, estudió periodismo. Luego, se hizo enfermera y en Estados Unidos se especializó en enfermería quirúrgica y psiquiátrica.Poco a poco, durante la adolescencia, fue desarrollando sus convicciones políticas desde el antisomocismo hasta el sandinismo. Hoy, junto al doctor Hemington Omier, es responsable del área social y cultural en el Gobierno regional de la Zona Especial Segunda, con sede en Bluefields, la capital costera atlántica de Nicaragua.

En la costa oriental nicaragüense viven 120.000 mestizos, 80.000 misquitos, 30.000 criollos, 8.000 sumos, 1.500 garífonos y 800 ramas. Todos ellos componen el mosaico racial del litoral nicaragüense, un 10% de la población total del país centroamericano.

"Nuestras gentes", dice Yolanda con mirada transparente, "viven de la pesca, de la riqueza forestal y de las minas. Tenemos importantes yacimientos de oro, que los imperialistas explotaron desde mucho antes de la revolución. De allí se llevaron nuestra riqueza y nos dejaron el atraso".

El patrimonio de Yolanda Campbell es el grupo Dimensión Costeña. Diez músicos y cuatro bailarines, dos varones y dos hembras, tachonaron de ritmo las noches de ocho capitales europeas, Madrid incluida, con sus camisas anudadas sobre el vientre y sus caderas locas de movimiento. Danzan endiabladamente sus salsas, llamadas palos de mayo, repletas de un erotismo que contagia y extasía.

"Nosotros hemos venido acá a Europa a dar testimonio de que el Gobierno sandinista de Nicaragua, contrariamente a lo que pregona el imperio, respeta a las etnias, su cultura y sus costumbres, porque nuestra diversidad nos hace más fuertes, más libres. Estamos afrontando una agresión feroz contra nuestro pueblo. La contrarrevolución y sus mentores de Washington no dejan de hostigarnos. Pero nosotros traemos un mensaje musical de lucha, salsa y alegría".

La contra, hace dos años y medio, se llevó por delante a su hermano Enrique, de 34 años, que murió en combate. A Yolanda le quedan 11 hermanos más. La joven criolla explica que el Gobierno de Managua ha desplegado una campaña puerta a puerta para recoger la opinión de los habitantes de la costa atlántica con el propósito de establecer un sistema autonómico que permita a los habitantes del oriente nicaragüense regirse con instituciones propias. Noventa representantes de todas las etnias debaten ya un proyecto que cristalizará pronto en un estatuto de autonomía.

Con requinto, saxo, bongos, timbales, trombón y piano, el grupo Dimensión Costeña comunica su mensaje pegadizo y alegre. "Nuestra alegría molesta a nuestros enemigos. Por eso la derramamos", sentencia Yolanda con una sonrisa maliciosa.

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