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La Cámara de Representantes del Congreso estadounidense aprueba la reforma fiscal

Francisco G. Basterra

La Cámara de Representantes del Congreso norteamericano aprobó en la madrugada del miércoles (hora peninsular) la más importante reforma fiscal de los últimos 40 años, que, si finalmente es aprobada por el Senado, reducirá los impuestos del ciudadano medio en un 9%, y trasladará, en un período de cinco años, 140.000 millones de dólares de carga fiscal desde los ciudadanos a las empresas. Ronald Reagan ha logrado un triunfo político personal, y ha salvado, por el momento, su prioridad legislativa del segundo mandato, a la que había calificado de segunda revolución americana.

La reforma fiscal tiene ante sí, sin embargo, un incierto futuro en el Senado, cámara dominada por los republicanos, y el presidente prometió ayer que vetará la ley definitiva si el proyecto aprobado no es modificado para lograr una reforma "inequívocamente favorable a la creación de empleo, a las familias y al crecimiento económico".Una negativa de la cámara a pasar la ley este año hubiera supuesto, probablemente, el fin de la reforma del complicado sistema fiscal norteamericano, en el que coexisten 15 tipos impositivos desde el 11 % hasta el 50%, y que es considerado injusto por todos los sectores políticos. Pero el presidente, en un gesto insólito, acudió personalmente el lunes al Congreso para presionar a los legisladores y conseguir los 50 votos de su propio partido necesarios para mantener vivo el proceso. Los demócratas descorcharon champaña para celebrar la votación y afirmaron que se trata de "una gran victoria pata el contribuyente norteamericano". De hecho, el proyecto aprobado -un libro de 1.400 páginas- es una elaboración de los demócratas en la medida inicial enviada al Congreso por Reagan.

Los republicanos, que confían en poder modificarlo sustancialmente en el Senado, denuncian que es injusto con el mundo empresarial y que detendrá el crecimiento económico. Esto le ha permitido afirmar al speaker (presidente) de la cámara, el demócrata Tip O'Neill, que "hemos rescatado la forma fiscal de las fauces de los grandes negocios republicanos".

La ley aprobada por la cámara, que en ningún caso será definitiva antes de un año, recorta en cinco años los impuestos a las personas físicas en 140.000 millones de dólares, aumentando al mismo tiempo en esta cantidad los impuestos que deberán pagar las empresas, con la consecuencia de no incrementar el déficit federal. Para ello, se eliminan decenas de preferencias y agujeros de la legislación actual que permitían a las mayores corporaciones no pagar o pagar muy poco a Hacienda. Los ingresos conseguidos por los cambios introducidos en el sistema permitirán reducir los tipos fiscales tanto de las personas físicas como de las empresas. Si la reforma sale adelante, 6,5 millones de familias trabajadoras no tendrán que hacer declaración de la renta.

Mayores reducciones

La ley de la Cámara de Representantes establece en un 38% el tipo impositivo máximo para las personas físicas, que actualmente es de un 50% , y reduciría a un 36% el máximo que pagarían las empresas, frente a un 46% en la actualidad. El presidente quiere aún una reducción mayor y no firmará una ley que obligue a pagar a los americanos más de un 35%. Cuando Reagan llegó a la presidencia, en enero de 1981, el tipo máximo era del 70%. y desde entonces ha sido reducido en 20 puntos. La reforma incrementa el impuesto sobre las ganancias del capital del 20% actual al 22%. El presidente desea situarlo sólo en un 17,5%.La idea de la reforma es reducir al mínimo la influencia de las consecuencias fiscales sobre las decisiones empresariales e impedir que las empresas que obtienen muchos beneficios eviten el pago de impuestos. Para Reagan es una cierta contradicción. Por un lado, la reforma termina con los incentivos fiscales para las corporaciones que formaban parte de la legislación fiscal que hizo aprobar el presidente en 1981. Sin embargo, sigue reduciendo la presión impositiva. El presidente se ha comprometido con los republicanos a vetar la ley si no reduce al 35% el tipo máximo y si no acepta una deducción de 2.000 dólares para los contribuyentes. El proyecto eleva desde 1.080 hasta 2.000 dólares la exención personal para quienes no hacen una declaración pormenorizada.

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