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España-Bulgaria, manifestación de centrocampismo

España ganó a Bulgaria en un encuentro que durante mucho tiempo pareció una manifestación de centrocampistas en reivindicación de espacio vital. Los dos equipos jugaron el balón en corto, al pie, y se preocuparon mucho de amontonar gente en el centro del campo para obstruir las acciones del contrario. El partido sólo se animó al final cuando Bulgaria, con dos goles en contra, perdió algo de su tensión defensiva y dejó a España jugar algo más libremente en el medio campo. El público compensó las fases de aburrimiento abroncando al presidente de la Federación Española, José Luis Roca.El encuentro de anoche entre España y Bulgaria fue un anticipo del tipo de fútbol que veremos muy probablemente en México La escasa presión del aire a la al tura de los estadios mexicanos desaconseja el pase largo, por que hace muy difícil la precisión en los lanzamientos, y es de su poner que la mayoría. de los equipos optará por un juego en corto, al pie, muy elaborado. Un fútbol como el que hizo Italia en el Mundial de España. Un fútbol apreciado por los verdaderos aficionados y muy bonito si sale bien, pero muy feo cuando no resulta.

España y Bulgaria jugaron ayer así. Amontonando hombres en el medio campo, entregando el balón en corto, en centros que raramente iban más allá de los diez metros y tratando de entorpecer en el medio campo la tarea del contrario. En España el único hombre punta era Butragueño, y entre él y la defensa quedaban cinco centrocampistas. En Bulgaria el esquema era similar. Como las normas no escritas del fútbol,imponen, Bulgaria quiso ser un poco más conservadora, y si España presionaba a los búlgaros cuando éstos estaban todavía en su propio campo, si era España quien tenía el balón, los búlgaros preferían retroceder hasta cerca de su área y esperar allí para entorpecer las acciones de los españoles.

Para que este tipo de fútbol resulte hace falta viveza, precisión en el toque corto y rotación de puestos. Ninguno de los dos equipos estuvo brillante durante el primer tiempo en estos aspectos. Por eso no fue extraño que el juego aburriese. La consecuencia fue que el público no pudo encontrar otro entretenimiento que abroncar al pobre José Luis Roca, presidente de la federación, con quien había en el estadio un notable descontento por el reciente cierre del mismo.

.AI.descanso se había llegado con un solo gol. España tuvo la habilidad de sacar muy bien una falta, mediante un sistema poco utilizado todavía en nuestro fátbol pero que resulta de gran eficacia. Consiste simplemente en cambiar el punto de saque de la falta para burlar la barrera. Víctor sacó un metro a su derecha para Butragueño, que se limitó a pisar el balón para dejárselo a Michel, que remató con toda comodidad por un lado de la barrera contrario al que guardaba el portero. Bulgaria, que estuvo algo mejor que España, tuvo también sus dos mejores ocasiones en sendas faltas directas, pero las dos veces salvó el gol Zubizarreta.

Mufloz introdujo tras el descanso dos cambios irrelevantes. Camacho entró en el centro de la defensa en lugar de Maceda y Eloy, en punta, por Butragueño. Las cosas no cambiaron. La acumulación de gente en el medio campo siguió siendo causa de confusión, y en el equipo español se echaba en falta una mayor claridad de ideas, especialmente en Francisco, quien, aunque se mantuvo en juego hasta el final, nunca llegó a conectar realmente con lo que era el partido.

Mediada la segunda parte España acertó con un segundo gol, un poco por casualidad. Fue al momento de producirse los cambios, uno por equipo, y mientras algunos jugadores buscaron todavía su posición.

A partir de ahí Bulgaria casi desapareció. Perdió el rigor de la presión en el medio campo que había tenido hasta entonces y eso dio lugar a un fútbol algo más movido, aunque sin calidad. Muñoz, que no se fiaba, gritó continuamente desde el banquillo a sus jugadores que mantuvieran el balón atrás. Con eso se esfumaron las posibilidades de que en los últimos 20 minutos se pudiera ver algo más.

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