Jean Pierre Hocke
Economista suizo de 47 años, ha sido nombrado alto comisión de las Naciones Unidas para los Refugiados
Los ocho millones de refugiados censados por las Naciones Unidas contarán desde primero de año con un nuevo hombre al frente de sus inciertos destinos, Jean Pierre Hocke, economista suizo de 47 años que procede de la Cruz Roja Internacional. El secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, designó el pasado día 10 al nuevo alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en sustitución del danés Poul Hartling, que ha estado ocho años al frente de la institución y que se retira en enero.
La elección de Hocke no ha sido cosa fácil y al final el Gobierno suizo, que no es miembro de la ONU, se ha salido con la suya y ha colocado a su aspirante, gracias sobre todo al fuerte apoyo de Washington a un candidato que fuera "un buen gestor". Esta afirmación se encuentra en el trasfondo de todo lo que está ocurriendo en la organización universal y en sus agencias ejecutivas.El reciente abandono de la UNESCO (la agencia para la educación, la ciencia y la cultura) por parte de Gran Bretaña, siguiendo los pasos anteriores de Estados Unidos, ha sido sólo un primer aviso de las naciones que más contribuyen presupuestariamente a la ONU para que la organización se "despolitice" y se "administre bien".
Estados Unidos, que contribuye con el 25% del presupuesto de la ONU, presionó fuertemente durante los últimos meses a favor de Hocke. Funcionarios norteamericanos dijeron que en un momento en que decrece la ayuda internacional para los programas de refugiados y el Congreso de Washington está cada vez más decidido a no dar dinero que no puede ser fácilmente controlable, había llegado la hora de colocar un "buen adininístrado, en lugar de un diplomático de carrera, al frente de ACNUR.
Jean Pierre Hocke reúne al parecer esas condiciones. Su biografia empieza como hombre de negocios en Nigeria al frente de una firma de importación de vehículos. Posteriormente regresó a su tierra natal y enseñó economía y derecho comercial en la universidad de Lausana. En 1968 entró a trabajar en la Cruz Roja Internacional y fue encargado sucesivamente de sus delegaciones en Nigeria, Líbano, Jordania y Vietnam. En 1973 regresó a la sede central de Ginebra y fue nombrado jefe de operaciones de la Cruz Roja Internacional, puesto que ha desempeñado hasta ahora.
El cargo de alto comisionado de la ONU para los Refugiados es también un regalo muy apetecible para políticos y diplomáticos. Tiene gran prestigio y relevancia internacional, sobre todo desde que fuera galardonado en dos ocasiones con el premio Nobel de la Paz. Poul Hartling, que ahora se retira, fue anteriormente ministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca. Su labor al frente de los refugiados le valió en 1981 el Nobel para la Agencia.
Cuatro diplomáticos de carrera han competido por el puesto que finalmente se ha llevado el suizo Hocke: el ministro de estado egipcio para Relaciones Internacionales, Butros Ghali; el embajador de Noruega ante las Naciones Unidas, Tom Vraalsen; elex ministro sueco de Defensa, Anders Thunborg, y el embajador de Holanda en la ONU, Max Van der Stoel.
Desde 1968 el presupuesto de ACNUR ha subido de 50 millones de dólares a 500 millones (unos 78.000 millones de pesetas); cuenta con una plantilla de 1.600 funcionarios y delegaciones en 90 países. Aunque la cifra de refugiados a los que asiste le estima en 8 millones, fuentes de la agencia consideran que el número. reales de 10 millones.
En su primera rueda de prensa Jean Pierre Hocke dijo el jueves en Ginebra que tanto ACNUR como la Cruz Roja "deberán seguir una línea comparable" en las actividades humanitarias y tienen derecho a una "cierta parcialidad", pero únicamente en favor de los refugiados y de las víctimas de guerras. Sin embargo, añadió, "ambos organismos necesitan ser completamente imparciales en el despliegue de sus actuaciones y hacerlo con espíritu de neutralidad".
Hocke dijo también que aunque se necesita encontrar soluciones globales y duraderas al problema de los refugiados, ACNUR y la Cruz Roja tienen que dedicarse primero a los problemas humanos inmediatos, garantizando en sus actividades la eficacia y la buena gestión. "Lo importante es que todos los paises implicados en un caso humanitario dialoguen para que se produzca la voluntad de actuación común", afirmó.
El Gobierno norteamericano fue el primero en felicitar a Hocke, de quien destacó la "habilidad excepcional" para dirigir programas humanitarios durante su cargo como director de operaciones de la Cruz Roja. "Estamos contentos de ver estas cualidades puestas al servicio de los más de 8 millones de refugiados en el mundo", dijo un portavoz de Washington.
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