Filosofía y tauromaquía

Muchas cosas nos dicen y muchos anónimos nos mandan a los que somos contestatarios de la corrida de toros. Pero el señor Montero Delgado, de Barcelona, acaba de arremeter contra la "hipotética hipersensibilidad quebradiza y algodonosa" de aquellos que ponemos en tela de juicio el ancestro. Señor Montero Delgado: no se puede escribir más para decir menos. Su diluvio de adjetivos ahoga la filosofía y empapa hasta el tuétano la tauromaquia.Un colegial ya sabe que "un mal no justifica otro mal" y que nada es bueno o malo por el simple hecho de estar ahí. Acepto el axioma de Kant en el sentido de que "hemos de obrar de forma que lo que hagamos sea ley universal de la Naturaleza". Por un lado, afirma usted que los individualismos no representan a la globalidad, y por otro nos informa de que el escepticismo brota de la "descontextualización" del medio. ¿Es coherente el discurso?

Usted escribe en su carta: "La derecha no me interesa". Si la izquierda existe es porque la derecha le "pisa los callos", y viceversa. No se concibe la una sin la otra. Un filósofo no puede ser unilateral. Usted, en su comunicado, no escribe, pontifica, y, eso es lo que no suele hacer un hombre de izquierdas, y menos si ese hombre se considera meditarráneo. El "seny de Catalunya" es una norma clásica alejada de lo visceral.

Los seres humanos más sensibles de la izquierda progresista y de la derecha civilizada han desaprobado la corrida de toros. Pode-

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mos citar a Larra, Costa, Pérez Galdós, Unamuno, Pablo Iglesias, Durruti, Sartre y Bernardo Enrique Lévy, uno de los más grandes filósofos de este momento. En el otro vértice lea usted a san Juan de la Cruz, padre Mariana, Feijóo, Jaime Balmes, Ramiro de Maeztu y Menéndez Pelayo.

Usted, bien claro lo expresa, intenta "justificar el mundo taurino". El premio Nobel de la Paz Alberto Schweitzer ha dicho: "Todo lo que protege la vida es el bien y todo lo que atenta contra la vida es el mal". Y Eugenio Noel se entristecía porque aún quedan compatriotas que tienen que derramar sangre para divertirse. Repetiré las mismas palabras que ha pronunciado la acongojada cantadora: "Para mí, la fiesta ha muerto".

La tauromaquia no tiene acceso a la filosofía. Y cuando un novicio de la filosofía quiere arropar el planeta de los toros cae en el disparate.- Socio fundador de la Asociación contra la Crueldad de los Espectáculos.