La frustración de la asignatura pendiente
El proceso vendedor se ha disparado al llegar el fin de semana, dando la sensación de que nadie quiere dejar cosas pendientes tal y como están las cosas. La confianza en la evolución del mercado a corto plazo es escasa, aunque de un día para otro parecía que no existían demasiadas prisas por demostrarlo. Un margen de dos días sin operaciones es un plazo demasiado largo, sobre todo cuando no se esperan cosas buenas, y por esto las órdenes de venta han arreciado.Independientemente de la existencia de una corriente que mueva las cotizaciones en uno u otro sentido, los corros eléctricos suelen aportar los matices, siendo fácil a partir de ellos. adelantar los resultados. La sesión de cierre de la semana confirmó esta norma, al imponer los valores eléctricos un ritmo más fuerte a las ventas, obligando al ya escaso dinero a replegarse. Lo que iba a suceder en los demás corros podía adivinarse, ya que a esas alturas se trataba tan sólo de dejarse llevar por el ambiente, y éste exigía una retirada a tiempo.
A lo largo de la semana se ha insistido en la liquidez como la posición idónea para esperar acontecimientos, y parecen ser cada vez más los partidiarios de esta postura. Prácticamente todos los sectores han sufrido las consecuencias, aunque las excepciones han estado también presentes. En esta ocasión han sido menos numerosas, con lo que su aportación al equilibrio ha dejado bastante que desear, siendo ésta una de las causas de que el resultado haya sido más negativo.
Dentro del sector eléctrico, parecen haberse olvidado las diferentes situaciones de las compañías de cara al reparto de dividendos, pues los recortes se generalizaron hasta el punto de que ni un solo valor consiguió una diferencia positiva. La realización de beneficios en unos casos y el simple abandono en otros pusieron nuevamente el acento en la desconfianza que muestran los inversionistas ante los acontecimientos.
Los valores bancarios no registraron, sin embargo, un incremento en el número de títulos puestos a la venta, aunque con ello no lograron mejorar su trayectoria, ya que los retrocesos superaron las tímidas subidas de dos de los componentes del grupo de los siete grandes. El saldo global de este pequeño grupo indica que las realizaciones de beneficios parecen llegar al menos a un punto de equilibrio. En el caso del tercero de los grandes grupos, el de comunicaciones, el papel volvió a hacer de las suyas, presionando a la baja sobre la cotización de Telefónica, que cedió 1,50 enteros.
El último refugio de la especulación, algunos valores industriales de segunda o tercera fila, no aguantó el empuje de las partidas vendedoras en la mayoría de los casos, con lo que también en estos grupos se impusieron las bajas, quedando tan sólo el sector de inversión con una pequeña diferencia positiva, mientras que el resto aportó lo que pudo a la pérdida de 1,03 que registró el índice general.
Los otros tres mercados de renta variable registraron, asimismo, pérdidas importantes. Bilbao pierde 0,59; Valencia, 1,08, y Barcelona, 1,18.
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