Ernesto Sábato, autor de 'Informe sobre ciegos', piensa que la televisión "es el principal problema de la era electrónica"

El escritor argentino Ernesto Sábato ha participado en el II Festival y Mercado de Programas Informativos de Televisión como jurado del Premio Provincia de Sevilla. Fl autor de Informe sobre ciegos aceptó la invitación porque considera a la televisión "el problema central de la era de la electrónica" y para conocer por dentro "cómo se discuten y deciden los problemas centrales de la información". Sin embargo, ésta es "la primera y última vez" que acude a un acto semejante.

Su perspectiva sobre la televisión es tan tremenda como sus escritos, y lo que más le atemoriza de la pequeña pantalla es la influencia que, ejerce sobre la educación de los niños. Para Ernesto Sábato, la televisión es "un instrumento terrible que, literalmente, nos debe hacer temblar: con él se puede construir o destruir la conciencia de los seres humanos". Como ejemplo de tal aseveracion, propone su parangón con la educación: "Al lado de la televisión, la enseñanza primaria o secundaria es un juego de niños. Un niño de dos años, se pone frente a la pantalla y recibe de manera subliminal una grave impronta. En los casos más obvios, se calcula que un niño de 10 años ha visto en televisión varios miles de asesinatos y torturas. Pueden imaginarse lo que eso supone para el desarrollo del espíritu de nuestro tiempo, tan proclive a la violencia".' A Sábato no le disgustan los toros, pero desistió de- acudir a la capea organizada por el festival; era "para turistas". El jurado en el que formaba parte otorgó el premio a los operadores que filmaron las imágenes sobre la cogida y muerte del torero José Cubero, Yiyo. Pese al derramamiento de sangre, señala que "eso no es lo más grave de la televisión. Lo peor son los filmes, las series criminales y sádicas y, en segundo término, los documentales, que pueden estar hechos con buena o con mala fe. El poder de la televisión es tan inmenso que un Estado totalitario puede hacer lo que quiera de un pueblo". "Si cualquiera tuviese en sus manos la televisión de un país", afirma el escritor argentino, "podría hacer un pueblo budista, vegetariano o anabaptista del séptimo día. Por eso he recordado que, respetando la frase de Marx, la televisión es el opio del pueblo".

El encargado de investigar los asesinatos cometidos por los triunviros integrantes de las juntas militares argentinas sentencia que "la televisión es, un poco, 'la consecuencia de una época catastrófica donde en tres cuartas partes del mundo ocurren las torturas más abominables". "Es evidente", asegura, "que se promueve en el alma de los chicos esa tendencia natural al mal que, desgraciadamente, forma parte de la condición humana. Si está bien hecha, es una auténtica escuela de violencia y el aliado más poderoso de la alienación del hombre contemporáneo; es de los peores vicios de la sociedad de consumo".