_
_
_
_

El 'arrepentido' Macedo Correia hace perder la entereza a Otelo Saraiva de Carvalho

Las dos semanas transcurridas de interrogatorio del arrepentido Joáo Macedo Correia en el tribunal de Monsanto, que juzga, desde el 7 de octubre, a los supuestos miembros de las Fuerzas Populares Veinticinco de Abril (FP-25), han sido demoledoras para la defensa del teniente coronel Otelo Saraiva de Carvalho, el principal acusado: han terminado de destruir su figura mítica del capitán de abril. Conforme avanza este interrogatorio, Otelo, como es conocido en Portugal el ex jefe del Comando Operacional del Continente (Copcon), pierde entereza y gana en nerviosismo, al tiempo que parece despertar a la dura realidad: una larga condena le espera.Macedo Correia ha conseguido evitar el lado sórdido del papel reservado a los arrepentidos: el del soplón de la policía, delator y acusador de sus ex compañeros. El Poeta, apodo por el que se le cono ce, no es, frente a sus jueces, el cobarde que trata de salvar su pellejo: es el abogado de los revolucionarios en armas contra los revolucionarios en pantuflas, como llama a los miembros de la dirección político-militar del Proyecto Global (PG), que la acusación asimila con las FP-25.

Macedo, que se considera "disidente, en ruptura con la organización" de Otelo Saraiva de Carvalho, corrigió a uno de los jueces que se refirió a él como uno de los arrepentidos con un seco "conste que hasta ahora no me arrepiento de nada". Macedo Correia está haciendo su propia justicia con el más soberano desprecio hacia la justicia burguesa, y no sólo en el sentido de vengarse de Otelo, Mouta Liz y Pedro Goulart, dirigentes políticos del PG (dijo que en la organización "eran Otelo, Mouta Liz y Goulart los que mandaban, y el resto era paisaje").

Desde el primer día de su interrogatorio, afirmó que muchos de los reos no deberían estar en el banquillo porque "ni siquiera sabían nada acerca de la existencia de las FP-25", y entre las muchas estupideces" que reprocha a los dirigentes está el hecho de haber utilizado las casas de militantes de la Fuerza de Unidad Popular (FUP, un partido político legal) como pisos francos para acciones de las FP-25.

El interrogatorio de Macedo es más apretado que el de Otelo, y es evidente que los jueces no tienen para este anarquista confeso, ex miembro de una organización clandestina que realizó atentados y atracos antes de 1974, dos veces preso por la policía política salazarista y "militante de las FP-25 desde 1979", la misma cortesía reverente que para el ex comandante del Copcon y ex candidato a la presidencia de la República, a favor de quien se han movilizado comités de solidaridad en varías capitales europeas.

Pero Macedo deshace una por una todas las coartadas de Otelo. Éste afirmó que no tenía nada que ver con los atentados de las FP-25, que reprobaba personalmente los crímenes cometidos y que los hubiera condenado públicamente si sus compañeros se lo hubiesen permitido; que los terroristas se habían infiltrado en su Proyecto Global para aprovecharse del prestigio de su organización y montar provocaciones. Macedo contraataca sustentando que la Estructura Civil Armada (una de las componentes del PG) y las FP-25 eran la misma cosa, y que recibía sus órdenes, daba informaciones y entregaba el producto de los robos al escalón superior del Proyecto Global, es decir, la dirección político-militar, cuyo jefe era Otelo.

Desde el banquillo, Otelo escucha las declaraciones del ex responsable de las FP-25 en el norte de Portugal con evidente desconsuelo y malestar. No queda nada de su serenidad de los primeros días, cuando era el actor principal del espectáculo: cambia muchas veces de lugar y fuma mucho. Alguien comentó que el héroe del 25 de abril se parece cada vez más a un león enjaulado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_