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El príncipe Felipe asiste a las fiestas del Sultanato de Omán

El príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, llegaron ayer a Omán minutos después de las diez de la noche (siete de la tarde, hora peninsular española), para asistir hoy a las ceremonias conmemorativas del 15º aniversario del acceso al trono del sultán Qabus, que cumple, también hoy, 45 años.

El avión Falcon-Mystère en el que viajaba la decena de miembros de la delegación española aterrizó ya entrada la noche, motivo por el cual al heredero de la Corona española, que fue recibido por el subsecretario de Industria y Comercio omaní, Ahmed Bin Abdulnabi Maki, no le fueron rendidos los honores por la guardia real en el aeropuerto de Seen.

Hasta la puesta del sol (a eso de las cinco de la tarde, hora local), los guardias, con uniforme de gala, presentaron armas a numerosos jefes de Estado, miembros de familias reales y ministros, entre los que destacaban el rey Hussein de Jordania, el sultán de Brunei y los presidentes de Turquía, Egipto, Sudán y Pakistán, así como los jefes de Gobierno de la Unión India y Túnez, y los príncipes herederos de Arabia Saudí, Marruecos y Bélgica.

El aparato Mystère de las Fuerzas Armadas aterrizó en Muscat procedente de Ammán, donde, tras cinco horas de vuelo, la delegación española hizo una escala técnica de cuatro horas, que don Felipe aprovechó para almorzar a solas con el príncipe Hassan, el heredero hachemí, pero no con el soberano como anunció equivocadamente la Oficina de Información Diplomática. A media tarde despegaron de la capital jordana rumbo al aeropuerto de Seeb, en el que tomaron tierra casi tres horas después. Al pie de la escalerilla del avión se encontraba también Tomás Chávarri, embajador de España en Arabia Saudí, acreditado en Omán como no residente, que coordinó el recibimiento por parte española en medio de grandes dificultades burocráticas a causa de la inexistencia de una embajada de España en Muscat.

Banquete de gala

Apenas desembarcados, algunos miembros de la comitiva española se quejaban, mientras recorrían las calles, engalanadas con cuatro millones de bombillas multicolores, del madrugón que les esperaba al verse obligados a levantarse hoy, lunes, a las cinco de la madrugada (hora peninsular española) para asistir al desfile militar de un ejército considerado como el mejor de la península Arábiga."Menos mal que no hará frío", comentaba un diplomático al enterarse de que la temperatura no suele descender en esta época del año por debajo de los 22º, aunque las máximas superan aún los 30º a la sombra. Los demás espectáculos previstos -danzas fólclóricas y fuegos artificiales- no contarán con la presencia de don Felipe y su séquito, que sí asistirán, en cambio, al banquete de gala que les ofrecerá esta noche el sultán en el lujosísimo hotel Al Bustan (El Jardín), al borde de una magnífica playa, donde sólo han tenido el privilegio de alojarse las delegaciones árabes, mientras los europeos se hospedan en el más modesto hotel Intercontinental.

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Para distraerles en las horas libres de que dispondrán hoy, Chávarri había pensado organizar una pequeña visita a la ciudad de Muscat y el puerto adyacente de Mutrah, pero la seguridad omaní ha desaconsejado enérgicamente -más bien lo ha prohibido- a sus huéspedes que se alejen del ultravigilado centro urbano, al tiempo que les disuadía de permanecer más de dos horas en cualquier lugar que no fuese su alojamiento.

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