Fernando Martín, Corbalán y Romay cobraron en 1984 más que los restantes internacionales
La auditoría realizada a la Federación Española de Baloncesto en el ejercicio de 1984 revela una serie de irregularidades: siete millones sin justificar, impago de retenciones fiscales y escasa aclaración de otras partidas. El capítulo más importante, las facturas sin justificar, está relacionado con el Comité de Actividades Internacionales. La auditoría detalla que tres internacionales (Corbalán, Martín y Romay) cobraron más que el resto. La aclaración de cuentas al Banco Exterior de España y una serie de investigaciones sirvieron para explicar estos puntos. Hasta 1984 la federación no controlaba ni todo el dinero ni todas las actividades.
Las conclusiones de la auditoría sembraron la preocupación en los actuales dirigentes de la federación porque los auditores se abstenían de emitir una opinión en vista de la ausencia de justificaciones sobre cerca de siete millones de pesetas y otras irregularidades. En principio, se trataba de una auditoría muy negativa. Pedro Sust, presidente de la federación, en conversaciones con Romá Cuyas, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), intentó arreglar tales defectos.Había dos problemas graves: el impago a Hacienda de unas retenciones, lo que podía significar un delito penal, y la justificación de siete millones. La primera cuestión pudo resolverse con prontitud, pero la segunda detectaba que era necesaria una investigación, puesto que ese dinero provenía del Comité de Actividades Internacionales, el que regula a las diferentes selecciones nacionales y cuyo presupuesto general superaba los 60 millones de pesetas. La federación tenía constancia de que dicho comité, presidido por Raimundo Saporta, había actuado siempre con gran autonomía.
Medio millón más
Así, se pudo saber que, sin constar en registro contable, Juan Antonio Corbalán, Fernando Martín y Fernando Romay habían cobrado en aquel año 500.000 pesetas más que el resto de internacionales. Se pudo conocer que esta cantidad estaba relacionada con la realización de un anuncio publicitario por televisión, en el que aparecen los tres. Sin embargo, el internacional Epi, a quien se solicitó participar en el citado anuncio, reclamó una cantidad de dinero que se le negó al manifestarle que no habría un cobro especial, puesto que era una contrapre st ación gratuita al patrocinio del Banco Exterior. Este hecho dio la impresión de que el citado comité actuaba de forma arbitraria y descoordinada con la federación.Asimismo, se pudo averiguar en la investigación que el jugador Sibilio obtuvo un crédito del Banco Exterior en condiciones excepcionales. Todas estas accíones, así como otras que representaban empleo de fondos, eran desconocidas por la federación, e incluso por los auditores, por lo que se tuvo que solicitar una aclaración de cuentas al Banco Exterior. Tampoco estaba suficentemente aclarado cuál era el destino de determinados ingresos financieros.
Fuentes de la federación manifiestan, tras las investigaciones realizadas, que se ha podido llegar a justificar los siete millones no aclarados en un principio, pero que se ha puesto de manifiesto una cierta arbitrariedad en el manejo de los fondos, con desconocimiento de los directivos de la federación. En el ejercicio 1984 se produjo el relevo entre el anterior presidente, Ernesto Segura de Luna, y el actual, Pedro Sust.
Las actividades del citado comité se extendían a la organización del Mundial de baloncesto, que se celebrará en España en julio de 1986. En principio, se defendió la existencia de cuentas separadas, a lo que se negaron los auditores y el propio CSD. Se detectó que funcionarios de la federación cobraban, a su vez, otro sueldo del Comité de Actividades Internacionales. Dicho comité tiene una sede diferente, en el número 177 de la calle madrileña de Serrano, cuyo alquiler supone seis millones de pesetas al año. Las precauciones empleadas por la federación tenían por objetivo no provocar un escándalo ni implicar en ello al Mundial 86.
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