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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una película perfecta

Pocas películas de los años cuarenta conservan, como conserva la famosa Laura de Otto Preminger, pasadas más de cuatro décadas después de su estreno, tan intacta su capacidad de convocatoria, su aureola de filme magistral e inolvidable, de esos que en la publicidad del boca a boca se dice que "es una maravilla", que "no hay que perderse" o que "hizo época", y que son una parte que no hay que desdeñar, porque sigue viva, de la memoria sentimental de millones y millones de personas.Laura fue realizada en 1944. Su director, Otto Preminger, nació en Viena en 1906 y se formó como actor y director de escena en la famosa compañía teatral alemana de Max Reinhardt. En 1934 huyó del nazismo y se refugió en los Estados Unidos, primero en Nueva York donde en las salas de Broadway prolongó su carrera teatral y poco después en Hollywood, donde comenzó a dirigir películas con cuentagotas entre 1936 y 1943 -un total de cuatro filmes- y de manera regular -una o dos por año- a partir de 1944. No hace falta subrayar que, por ser 1.944 el año de Laura, lo que desencadenó esta súbita consolidación profesional de Preminger proviene del eco que alcanzó esta película.

El propio Otto Preminger dijo años después que sólo a partir de Laura considera suyas las películas que él hizo. Pero si, en las cuatro películas que precedieron a esta, más. la que realizó con anterioridad en Viena fueron sólo de aprendizaje, hay que concluir que este fue tan rápido como completo, pues Laura es, formalmente hablando, un filme perfecto, de insuperable acabamiento, cerrado sobre sí mismo como muy pocos, lo lograron en la historia del cine negro, género del que es un ejemplo de singular relevancia.

Laura contiene, sin la menor ruptura de la continuidad, dos historias y hasta, exagerando un poco, dos películas en una. Lo paradójico y al mismo tiempo lo fascinante del caso de este filme es que dicha duplicidad suya, que casi roza por momentos la ambivalencia, no solo no es un factor de ruptura y disociación del estilo del relato, sino todo lo contrario: la clave de su muy sólida unidad.

La película Laura comienza de una manera y, cuando más metido está el espectador en la capacidad envolvente de ese magnético comienzo, la película se convierte inesperadamente en otra de características argumentales completamente, distintas, casi opuestas. Las dos Laura componen una unidad narrativa y cinematográfica tan bien lograda, que sorprende luego, una vez visto el filme, recordarlo e intentar formular, ya que no descubrir, sus misterios.

Preguntas sin respuesta

¿Cómo se las ingenia Preminger para atrapar nuestra atención con un arranque y un desarrollo eminentemente interiores, como la evocacíón misteriosa del fantasma de una mujer que obsesiona a un hombre; y luego, en una transición rapidísima convertir esa evocación en un filme de indagación exterior, casi objetiva? ¿Cómo pasa Preminger, en un golpe, de un filme lírico a una película detectivesca, sin romper en absoluto la continuidad de la historia?La enunciación de estos y otros pequeños enigmas formales de la película enuncia indirectamente su maestría. Son preguntas que no ,requieren respuesta, pues el hecho de poder formularlas y de que la película las provoque es un indicio irrefutable de su riqueza, además de decimos indirectamente que su autor, Preminger, es un consumado dominador del todo por encima de las partes, un formidable constructor, un arquitecto de filmes.

La doble historia es apasionante. Lo es por esa su citada construcción, su mecanismo de relojería interior, que no tiene fisuras. Y lo es igualmente por su fría tonalidad negra, que discurre sobre la pantalla como un teorema. Pero, al mismo tiempo, esta construcción, que da al filme un carácter casi abstracto, contiene una galería de personajes tan concretos, tan bien intuídos, desarrollados e interpretados por Dana Andrews, Gene Tierney, Clifton Webb y Vincent Price, que ese frío y negro teorema formal, observado en su discurso parece todo lo contrario.

Y parece un filme en el que la minuciosa elaboración de cada instante se funde en una intriga que se devora, en un tiempo cinematográfico que pasa como un suspiro, y que, mientras transcurre, no deja ver la tremenda complejidad de cada plano, de cada secuencia, de cada personaje, de la intrincada relación entre ellos y de la perfeccción del todo que los envuelve. Una obra incomparable.

Laura se emite hoy a las 22.05 por TVE-2.

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