Kasparov abandonó la 22ª partida sin reanudar la posición aplazada

El soviético Gari Kasparov, de 22 años, comunicó ayer telefónicamente al árbitro su abandono en la 22ª partida del encuentro que le enfrenta en Moscú a Anatoli Karpov, de 34, por el título mundial de ajedrez. El marcador favorece a Kasparov por 11,5 puntos a 10,5 a falta de dos juegos. El penúltimo se disputará hoy. Kasparov necesita un punto para proclamarse campeón, ya que Karpov seguiría siéndolo en caso de empate final.

El árbitro de la 22ª partida, el búlgaro Malchev, se negó a comunicar la "jugada secreta" de Karpov argumentando que, según el reglamento, el sobre sólo puede ser abierto en presencia de ambos jugadores. Sin embargo, fuentes próximas al equipo de Karpov declararon que el campeón jugó su rey a la casilla "cuatro caballo".Contrariamente a lo anunciado de manera oficiosa, hoy, Día de la Revolución -fiesta nacional soviética-, no habrá jornada de descanso y se disputará, pues, el 232 y penúltimo juego, en el que Kasparov llevará las piezas blancas. La Federación Soviética de Ajedrez y Kasparov eran partidarios de que hubiese partida, pero Karpov no quería jugar y presentó una protesta formal ante el comité de apelación, que dirige el español Román Torán, vicepresidente de la Federación Internacional (FIDE), y del que forman parte además los soviéticos Vitalí Sebastianov -cosmonauta, presidente honorario de la federación soviética- y Eugeni Pitavramov -presidente del comité organizador-. Este último emitió su opinión desde la cama del hospital en el que convalece de un infarto.

En reunión mantenida ayer, dicho comité decidió, por dos votos contra uno, desestimar la protesta de Karpov. La decisión fue acatada telefónicamente por ambos jugadores. Los expertos piensan que, desde un punto de vista psicológico, a Karpov le favorece jugar hoy, ya que la moral de Kasparov debe de estar resentida tras la derrota de ayer. En cualquier caso el encuentro terminará esta semana.

En el terreno deportivo la situación no podría ser más emocionante. En la última partida Kasparov dio grandes muestras de nerviosismo y todo puede depender ahora de que recupere su equilibrio psíquico. Karpov necesita un punto y medio en las dos partidas que restan para retener el título. Pero su mayor experiencia y su inquebrantable frialdad de carácter le con vierten en un rival muy peligroso.