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La Guardia Civil libera a los dos directivos de Magefesa retenidos por los trabajadores

Unidades especiales de la Guardia Civil liberaron ayer a los dos directivos del grupo de empresas Magefesa José Ignacio Isasti y Fernando Ortuondo, que habían permanecido retenidos por los trabajadores en un local de la empresa ubicado en Derio (Vizcaya), desde la tarde del pasado martes.

Fuentes del Gobierno Civil aseguraron que uno de los dos directivos se puso en contacto con el gobernador civil para denunciar que se encontraban retenidos en contra de su voluntad. Magefesa, con un pasivo de 11.000 millones de pesetas, atraviesa una delicada situación financiera. Los representantes sindicales han denunciado que la deuda salarial que ha contraído la empresa con la totalidad de la plantilla asciende a 1.300 millones de pesetas.Alrededor de las tres de la madrugada de ayer, jueves, efectivos de la Guardia Civil se personaron en las instalaciones de una de las empresas de Magefesa (Indosa), en donde se encontraban un centenar de trabajadores que custodiaban a los directivos.

Tras un tenso diálogo mantenido entre los mandos de la Guardia Civil y los representantes sindicales de los trabajadores, se produjo la liberación de los retenidos, al cabo de una hora, sin que se registraran incidentes. Poco después, los representantes de la sección sindical de Indosa, que agrupa a un disperso abanico de sindicatos entre los que cuenta con la mayoría la central abertzale LAB, criticaron en duros términos la actuación de las fuerzas de la Guardia Civil.

Los representantes sindicales aseguraban que la decisión ,de retener al director general y al director financiero de Magefesa no fue premeditada. "Cuando salíamos de la fábrica para realizar las correspondientes movilizaciones de cada martes y jueves coincidió con que el director general pasaba por aquí y, justo en ese momento, se le retuvo en las oficinas. En estos dos días hemos constituido grupos de 100 trabajadores para vigilar a los dos directivos, a los que intentamos demostrar nuestro descontento con la actual situación financiera de la empresa".

Los representantes sindicales, que recordaban la deuda de 1.300 millones que la empresa tiene con la plantilla, insistían en que no iban a poder controlar los ánimos de los trabajadores, "ni tampoco lo vamos a intentar porque la situación es desesperada".

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