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GENTE

Laura Gasparini,

profesora de instituto de Loreggia (Venecia), ha desatado un mar de polémicas en la provincia por sus extraños métodos pedagógicos. Para purificar el italiano de sus alumnos, decidió imponerles una multa de 100 liras (9 pesetas) por cada palabra que pronunciaran en el dialecto véneto. El diputado local, Achille Tramarin, ha lanzado una ofensiva contra "este ahogo de la identidad étnica y cultural veneciana". Por su parte, Laura Gasparini se defiende afirmando que los fondos obtenidos financian una pizza que consumen todos los alumnos a final de cada mes.

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