Otros tres muertos en la oleada de agitación racial surafricana

Tres nuevas muertes se produjeron durante la noche del sábado al domingo en los incidentes vinculados a la agitación política y racial que vive Suráfrica tras la ejecución del poeta negro Benjamin Moloise. El ajusticiamiento de Moloise sigue suscitando voces de protesta, a las que se sumó ayer el papa Juan Pablo II.

Las tres últimas víctimas mortales de la violencia racial surafricana marcan el final de una semana en la que, por primera vez, los incidentes han llegado a los barrios blancos y alcanzado, también por primera vez, a barrios musulmanes, considerados hasta ahora como tranquilos y conservadores.Según un informe difundido ayer por la policía surafricana, una maestra de 40 años de edad murió abrasada al ser incendiada su casa por cócteles molotov durante los incidentes producidos en la noche en la ciudad negra de Sterkstroom.

En Belleville, suburbio mestizo de El Cabo, un hombre de 27 años fue muerto al ser alcanzado por los disparos efectuados por un conductor blanco, cuyo camión fue rodeado y apedreado por un grupo de personas.

En Langa, gueto negro de El Cabo, un hombre fue muerto por las fuerzas de seguridad, que dispersaron a un grupo de varios centenares de manifestantes.

En Port Elizabeth, la casa de un jugador blanco de rugby, opuesto al régimen de segregación racial, fue dinamitada por desconocidos.

En los últimos 21 meses han resultado muertas al menos unas 760 personas a consecuencia de la violencia racial que sacude a Suráfrica.

Mientras tanto, la ejecución de Benjamin Moloise, llevada a cabo el pasado viernes, sigue suscitando reacciones condenatorias. Ayer, el Papa la denunció en Cagliari, capital de la isla italiana de Cerdeña, ante unas 100.000 personas. "La ejecución", dijo Juan Pablo II, "ha levantado una oleada de emoción en todo el mundo y se añade a la situación de persistente injusticia en Suráfrica". El Papa invitó a los presentes "a rezar por todas las víctimas del odio y de la discriminación racial".

El sábado fue el Gobierno brasileño el que condenó la ejecución de Moloise, en tanto que los sindicatos de los países nórdicos de Europa y los de Australia han iniciado un boicoteo total contra los productos surafricanos.

En Nassau, los jefes de Estado y de Gobierno de la Commonwealth realizaban anoche esfuerzos para lograr en último extremo un consenso en la política de la Comunidad Británica de naciones contra el régimen surafricano. La oposición de la primera ministra británica, Margareth Thatcher, dificultaba la consecución del acuerdo.