Miedo
Lo peor de que los sentenciados por el caso Almería no cumplan condena en un penal ordinario es la sensación de arbitrariedad institucional que ello provoca. Sé muy bien que ser guardia civil es justo lo contrario a una bicoca: magros .salarios, modestas casas y un trabajo que, en el mejor de los casos, es agotador e ingrato, y en el peor, una pura paranoia con la muerte rondando muy de cerca. Y sé , tambien que las ovejas negras se pueden dar en las mejores familias está clarísimo. Pero se diría que la propia Guardia Civil no lo tiene tan claro, y eso me espanta. La aparente ambigüedad con que la institución trata a sus transgresores ahonda el abismo con la sociedad civil, azuza el miedo.Porque hay que decirlo: somos muchos los ciudadanos que tenemos miedo a la Guardia Civil, a la policía, al Ejército. A todos esos cuerpos armados, objetivamente nuestros defensores y guardianes y a los que, sin embargo, observamos medrosamente de reojillo con el susto atrapado entre los dientes. Es una situación sin duda trágica.
Hemos crecido en un ambiente de temor y ahora no sabemos cómo construir la confianza. Desde luego en nada favorecen las excepciones a la regla, la ambigüedad y el secreteo. Hace poco, altos mandos militares se quejaban de la existencia de una campaña periodística en contra del Ejército. Pues miren ustedes, con todos los respetos, yo disiento. Ustedes se sienten atacados; a mí, en cambio, me parece que el aire sigue plagado de silencios. Por ejemplo, ¿cuantos reportajes han visto ustedes sobre la mili? Un tema semejante, tan atractivo, sigue enterrado en nuestra autocensura, o sea, en el miedo. Yo creo que queda aún todo por decir, todo por criticar, incluso injustamente, para que estas instituciones sean tratadas y contempladas del mismo modo que el resto de la sociedad, para que dejemos de temerles, para que podamos entendernos. Porque es tal la situación en que vivimos que cuando digo con todos los respetos, no sé ni tan siquiera discernir si mi respeto es sincero o si lo escribo por pura precaución, porque al tratar de estos temas sigo muriéndome de miedo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.