La involución de la Iglesia
Sólo de las víctimas más conocidas llega a saberse algo en la calle", dice Hans Küng en un artículo publicado en este diario durante los pasados días 4, 5 y 7 de octubre. Aunque en Cataluña esta marginación no se hace tan patente como en otros lugares, sí se nota este proceso involucionista de la Iglesia desde muchos aspectos y muy variados. Desde que no se puede entrar en pantalones cortos en la catedral de Barcelona hasta la concepción del club-parroquia, cerrando a la gente el mundo a liberar.No sólo son los aspectos más generales que expone Hans Küng en su artículo los que se deben criticar. No sólo el superpope Wojtyla (como le llamó Gianni Baget-Bozzo el pasado 8 de octubre), sino las pequeñas marginaciones en diócesis y arciprestazgos, en asociaciones y corporativismos.
En la revista catalana El Món de la misma semana que los citados artículos se habla de las escuelas del Opus Dei, un signo claro del rumbo que parece tomar la Iglesia. En ellas hay más imágenes del Papa que de Cristo. En ellas se expulsa y decide a ultranza, arbitraria y subjetivamente, sobre los profesores y alumnos. Se trata de una escuela de un pasado demasiado reciente para que hayamos olvidado.
Y no sólo esto; también en otras
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escuelas cristianas catalanas han abandonado el espíritu de compromiso hacia el pueblo de Dios, adorando a otro tal, el del liberalismo, el marketing y la burguesía. Quitan a las escuelas pobres para dárselo a los ricos (decreto del CEDIP de la Generalitat, etcétera).
No hacemos ni Küng ni yo, ni quien se sienta cristiano, críticas baratas, sino con ánimo de tomar conciencia y orientar nuestra Iglesia hacia horizontes mucho más liberadores.- Ramón Bassas.
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