Manuela Eanes: "Lucho por un cambio que tarda demasiado"
Las intervenciones públicas de la esposa del presidente animan la campaña electoral portuguesa
Una mujer ha conseguido animar una campaña electoral que muchos portugueses siguen con el aburrimiento de quien entró por engaño en un cine que da una película que ya ha visto varias veces. Esta mujer es Manuela Neto Portugal, la esposa del general Antonio Ramalho Eanes, presidente de la República Portuguesa desde 1976. A pesar de las recomendaciones de prudencia de los estados mayores de los grandes partidos lusos, muchos periodistas y políticos no han resistido la tentación de ridiculizar la participación activa de la presidenta, de la primera dama, en la campaña electoral del Partido Renovador Democrático (PRD), que se presenta por primera vez a los comicios el 6 de octubre próximo.
Unos la acusan de ser una nueva Evita, al servicio de las ambiciones peronistas del general Eanes. Otros fingen lamentar que las perspectivas electorales del nuevo partido estén irremediablemente comprometidas por las infelices intervenciones de la señora Eanes. Pero en contacto con la población del interior rural de Portugal, Manuela Eanes revela una eficacia y un instinto político que contradicen la imagen, que desde Lisboa se quiere dar de ella, de mera representante del marido, impedido de participar en la campaña por el ejercicio de las funciones de Estado que desempeña hasta enero próximo.Pregunta. ¿A qué motivos obedece su intervención pública en la campaña electoral del Partido Renovador Democrático?
Respuesta. No estoy interesada en hacer una carrera política. Esto no impide que intervenga en la acción política directa siempre que la conciencia de mis obligaciones cívicas me obligue a hacerlo. Fueron razones de naturaleza moral y democrática las que me llevaron a renunciar a la seguridad y a la comodidad para participar en esta lucha contra el fatalismo, el entreguismo, la degradación económica y socio que crecen día tras día; contra una corrupción. que se desarrolla de forma preocupante; contra las graves e inaceptables carencias que afectan a tantas familias portuguesas; contra la falta de horizonte y de esperanza de nuestros jóvenes. Estas razones son más que suficientes para llevarme a intervenir y a luchar por un cambio que tarda demasiado y que ha creado ya desesperados.
P. Se le acusa de utilizar su posición de primera dama para la promoción de un partido político.
R. Portugal es una república, y el cónyuge de quien ostenta las funciones de presidente de la República no es más ni menos que esto. Tengo, obviamente, para con mi conciencia, deberes especiales, que son de omisión, pero también de acción. Fueron esta calidad y la conciencia que tengo de mis obligaciones cívicas las que me decidieron a participar en la campaña del PRD.
P. ¿Piensa que su intervención hará subir los resultados electorales del PRD?
R. No sé. Los electores decidirán. Pero éste es evidentemente el objetivo de todos aquellos que participan de una campaña electoral. Las responsabilidades de mi marido son actualmente las del presidente de la República. Pesan lo bastante para explicar la actitud de reserva y discreción -pero no de ambigüedad o hipocresía- que él observa hasta ahora. Cuando termine su mandato decidirá acerca de las otras responsabilidades que sea necesario asumir. No tengo la menor duda de que será coherente, como siempre.
Corrupción
P. Uno de los temas de sus intervenciones es la condenación de la corrupción. ¿Piensa, en conciencia, que el actual presidente de la República no debía haber actuado de otra manera para poner fin a la "crisis moral" de que habla, por ejemplo, destituyendo a los responsables?
R. La Constitución y la ley portuguesas dan la respuesta a su pregunta. Los poderes del presidente de la República, desde la revisión constitucional [de 1983] se limitan a la facultad de disolver el Parlamento y destituir al Gobierno cuando está en peligro el funcionamiento de Ias instituciones democráticas. Puede también, en cierta medida, vetar o promulgar las leyes. No dispone de iniciativa legislativa, salvo en casos muy reducidos, como la dimisión del Gobierno, por ejemplo. No puede ni siquiera nombrar o destituir a altos funcionarios que ocupen puestos críticos. Pero debo recordarle que en 1976 él pretendió que fuera creado un organismo contra la corrupción. Se llegó inclusive a estudiar el modelo adoptado por el Reino Unido en Hong Kong.
P. ¿Ejerció o ejerce alguna influencia sobre las decisiones de su marido en el ejercicio de sus funciones de Estado, y viceversa?
R. El ejercicio de las funciones de presidente de la República pertenece a mi marido y sólo a él. Entre marido y mujer es natural que exista un intercambio de impresiones. Sin embargo, debo decir que jamás he influido en sus decisiones como presidente de la República. Él no lo permitiría. El consejo sólo tiene sentido cuando es apenas esto, y quien debe decidir decide como entiende -que debe hacerlo. Por mi parte, creo que mi papel consiste en proporcionarle en casa un ambiente de paz y comprensión para que pueda tomar tranquilamente sus decisiones.
P. Conoce ahora mejor personalmente a los dirigentes y militantes del PRD. ¿Son realmente más competentes, más honestos, diferentes de los otros políticos?
R. El PRD quiere introducir una manera nueva de hacer política, con una referencia de valores y una estructura organizativa que contribuyan a que estas virtudes sean el criterio dominante en la acción política en general. Hay reformas urgentes que deben hacerse, dentro del principio de lealtad democrática, para que el Gobierno y la Administración sean obligados a dar al público todas las informaciones sobre la gobernación, dentro de los límites impuestos por la defensa de la vida privada y de los intereses específicos de ciertos sectores públicos, como la defensa nacional o la justicia. Creo que es importante que sea traducido en realidad el derecho constitucional a la información sobre la actividad del Gobierno y de la Administración, para que se pueda más fácilmente exigirse responsabilidades.
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