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Goteos a la baja ante la apatía y la falta de negocio bursátil

La primera semana bursátil que se ha desarrollado después del paréntesis vacacional no ha supuesto una modificación del ambiente apático y flojo de negocio que ha vivido el mercado en agosto. El índice general ha perdido 12 centésimas, sin que existan claros indicios de un cambio de rumbo.Los signos negativos han sido mayoritarios en los diferentes corros. Así, siderometalúrgicas cedió 2,51; alimentación, 1,98, inversión mobiliaria, 1,45; electricidad, 0,66; químicas, 0,54, y banca, 0,32. Varios, con una ganancia de 6,80; construcción, 0,43, y comunicaciones, 0, 10, constituyen las excepciones a esta regla.

Las expectativas de la última parte de agosto, sin embargo, apuntaban hacia una mejoría de la situación gracias a la publicación de datos positivos en la lucha contra la inflación, la recuperación del turismo, la disminución del paro y, especialmente, el continuado descenso de los tipos de interés.

El pasado viernes 30 pareció que ese optimismo tenía fundamento, al comprobarse que el volumen efectivo de negocio se había elevado a 1.339,8 millones de pesetas efectivas, frente a una media en torno a los 600 millones registrada en agosto. Pero pronto se desinflaron las ilusiones. El repunte se debía exclusivamente a la renovación del crédito (414,6 millones de pesetas) y a lo largo de la pasada semana la contratación sólo consiguió superar ligeramente la cota de los 800 millones diarios (822,9 millones el lunes, 797,5 el martes, 819,5 el miércoles, 837,3 el jueves y 718,5 el viernes).

Los analistas comienzan a sentirse preocupados por el estancamiento de la bolsa en las cotas 109%-111%, ya que cuanto más duran estos encefalogramas planos mayores terminan siendo las oscilaciones ascendentes o descendentes. Las previsiones, en estas circunstancias, siempre son arriesgadas, pero existe un generalizado sentimiento alcista entre la mayoría de los analistas, ya que no se justifica la actual inhibición bursátil, habida cuenta de la coyuntura económica y del abaratamiento del precio del dinero. Parece claro, de todas formas, que los operadores aguardan noticias sobre el tratamiento fiscal que recibirán las inversiones en los próximos Presupuestos del Estado.

También crean incertidumbre otros factores, como la demora en el acuerdo de intercambios elécricos, el aumento de las provisiones bancarias para riesgos ¡internacionales o la evolución de la peseta. Precisamente este último ha sido el impulsor de las ventas extranjeras, que han afectado a determinados valores estratégicos, aunque el papel foráneo fue absorbido sin demasiadas dificultades. Los operadores, en definitiva, han apostado por la prudencia en espera de que el tiempo vaya despejando estas dudas.

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