Las conversaciones de Ginebra
El mundo ha logrado un notable éxito al prevenir la extensión de las armas nucleares. Seis países han reconocido que las poseen, y otros dos, Suráfrica e Israel, las tienen ya ocultamente o están próximos a obtenerlas.Pero hay otros 15 que tienen la capacidad industrial para fabricarlas. Las retribuciones dependen del consenso internacional, que es inusualmente amplio, pero que no es unánime. Cada cinco años, la mayoría de los Gobiernos del mundo se reúne para revisar los progresos registrados con el Tratado de No Proliferación Nuclear, que comenzó a regir a partir de 1970, y la tercera de esas conferencias de revisión se ha abierto en Ginebra. (...) Estas conferencias influyen en la atmósfera en que los políticos adoptan decisiones sobre armamentos, dado que la no proliferación depende de la cooperación entre los Gobiernos, mayoritariamente voluntaria. Las conferencias anteriores se dedicaron a apaciguar las querellas entre las potencias nucleares y el Tercer Mundo.
Es inevitable que la disputa reviva en Ginebra durante las próximas semanas. Pero sería una desgracia y pérdida de una importante oportunidad si esta conferencia terminase como la de 1980, que no llegó a ningún resultado concreto.
El Tratado de No Proliferación es discriminatorio en el sentido de que establece unas reglas para los países que tienen armas nucleares y otras para los países que no disponen de ellas. Para conciliar estas diferencias, el tratado propone una serie de negociaciones. Los países con tecnología nuclear coparticipan con otros para generar electricidad en tanto que renuncien a usos militares. Esta parte ha funcionado bien, con pocas y notorias excepciones. Pero, de forma poco realista y poco inteligente, el tratado obliga. a las potencias nucleares a proseguir con el control de armas nucleares; y no sólo el control de armas nucleares, sino un tratado para
un completo y general desarme.
Para la mayoría de los pequeños países, el fracaso de las potencias nucleares para hacer progresos en esa dirección pacífica se ha convertido en una intolerable ofensa.( ...)
, 1 de septiembre
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