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La operación contra los autores del 'rififi'

Un negocio rentable

A pesar del celo policial en el encarcelamiento de delincuentes y recuperación de botines, parece que los grandes atracos siguen siendo un negocio rentable a largo plazo. Mientras los pequeños atracadores de bancos, impulsados en su gran mayoría por la drogadicción, acaban tarde o temprano en manos de la policía, las grandes bandas internacionales, consiguen eludir muchas veces la acción de la justicia y mantener a buen recaudo el fruto de sus esfuerzos.Un caso espectacular en su día fue el asalto al tren postal de Glasgow, el 8 de agosto de 1963, cuando una banda organizada con precisión de relojería suiza se llevó limpiamente 128 sacas postales que contenían 2.631.788 millones de libras, equivalentes en la actualidad a unos 600 millones de pesetas. Sólo se recuperó un tercio del botín, y uno de los cerebros del robo, Ronald Biggs, sigue disfrutando en Brasil del dinero obtenido.

En julio de 1976 la llamada banda de los alcantarillados obtuvo unos 900 millones de pesetas del atraco a una sucursal del Banco General de Niza. Capturado su principal organizador, Albert Spaggiari, éste protagonizó un año más tarde una espectacular fuga del Palacio de Justicia de Niza. Claro que estas cifras son una pequeñez si las comparamos con los 2.000 millones de pesetas en que se calculó el contenido de las 186 cajas de seguridad desvalijadas del Banco de Andalucía en Marbella en diciembre de 1982. No se logró, ni mucho menos, la detención de toda la banda, y del botín sólo se recuperó la décima parte.

Por otra parte, la Interpol tiene constancia de que en la Costa del Sol española, grandes magos británicos de la delincuencia han venido introduciendo más de 1.000 millones de pesetas desde que en 1978 se dejara sin renovar el tratado de extradición entre ambos países. En 1983 se produjeron dos fabulosos robos en el Reino Unido. El 4 de abril desaparecieron de las cajas fuertes de Security Express Limited, irónicamente una empresa de seguridad, 6.375.205 libras esterlinas (unos 1.500 millones de pesetas).

El segundo robo sobrepasó todos los récords mundiales: el 26 de noviembre seis hombres limpiaron de los depósitos de seguridad del aeropuerto londinense de Heathrow un cargamento de tres toneladas de oro, valorado en más de 6.000 millones de pesetas, sin dejar ni un solo rastro. John Palmer, Clifford Saxe, John Knight, Frederick Foreman, John James Mason y Ronald James Everett han disfrutado en las playas españolas de tan suculento botín, gran parte del cual lo depositaron en diversos bancos mientras invertían el resto en casas y chalés de lujo. Pero a raíz de la firma del nuevo tratado de extradición han empezado a desaparecer y a vender discretamente sus propiedades.

En la esfera doméstica, mucho más modesta, la policía española sigue sin saber quiénes fueron los dos atracadores que el 30 de abril de 1979 asaltaron a mano armada y vestidos de carteros las dependencias de Correos en Madrid, ni mucho menos dónde están los 101 millones de pesetas que se llevaron.

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