Desconfianza de los inversores ante el futuro
La capacidad de respuesta de los mercados de valores ante: una serie de buenas noticias en el panorama económico ha sido realmente nula, con lo que gran parte de los inversores ha comenzado a preguntarse qué atenaza al dinero y le impide acudir a los corros, sobre todo cuando la situación parece inmejorable. El descenso del paro -aunque sea coyuntural-, el incremento de la inversión, la baja del precio del dinero y la favorable evolución del índice de precios al consumo han conformado un cuadro que, si bien no, es el ideal, sí que confirma algunas de las expectativas de la política económica del Gobierno.Lo que hasta ahora se había definido desde diversos sectores del mercado como un fondo de firmeza empieza a verse como un claro síntoma de la desconfianza de los inversores ante el futuro a, medio y corto plazo, sin olvidar que una buena parte de la estabilidad de los precios es debida a la constante renovación de algunas operaciones a crédito realizadas a principios de este año, y que son una amenaza para cualquier intento reactivador, sobre todo en lo que se refiere a las eléctricas.
Escasa actividad
La escasa actividad propia de los veranos se ha visto en esta ocasión acrecentada por las contadas posibilidades con que la inversión a corto ha podido jugar. Las partidas vendedoras que permanecen a la espera han sido, y son. aún, un paraguas que una y otra vez ha impedido que el dinero llegase a los corros. El resultado de esta situación ha sido un negocio bajo -dos veces se contrató por debajo de los 600 millones-, que ha traído consigo una media diaria en torno a los 750 millones de pesetas, cuando en los primeros meses del año se alcanzaron medias de 2.500 millones. Los valores estrella del verano han sido muy pocos, y en general han contado con un control excesivo para el gusto y las intenciones de los especuladores, con lo que esta vez el agosto no ha sido tan sustancioso como en años anteriores.
En cuanto a las previsiones, hay que señalar que el desconcierto es una de las características más acusadas en la actualidad, y aunque se espera mucho de la vuelta. a la normalidad, se habla de ello con cierto escepticismo. Es verdad que los volúmenes de contratación aumentarán sensiblemente, y que esto ampliará los márgenes de actuación, sobre todo de las instituciones, pero no hay que olvidar que tan importante como la ausencia de órdenes compradoras ha sido la falta de papel, una de las causas finales de la actual coyuntura. Hay muchos títulos comprados a los actuales precios, lo que hace suponer que sólo una corriente de dinero que haga subir los precios aliviará la situación.
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