La intervención de Siria logra apaciguar momentáneamente el 'infierno' libanés
La intervención de Siria logró ayer, por fin, apaciguar un poco el ardor bélico de las facciones libanesas, tras 12 días de duelos de artillería y atentados que han costado la vida a 301 libaneses mientras otros 922 han resultado heridos, según el último recuento efectuado por la policía.Reunidos o convocados en su despacho de Eshtaura, en la llanura de la Bekaa libanesa, por el jefe de la inteligencia militar siria en Líbano, el coronel Ghazi Kanan, los representantes de las tres principales milicias -cristiana, drusa y shií- y del Ejército regular libanés decretaron un alto el fuego a partir de la una de la tarde -mediodía, hora peninsular- cuya proclamación no logró acallar del todo los cañones -el aeropuerto cerrado fue bombardeado de nuevo-, aunque disminuyó la frecuencia de las explosiones. En las últimas 24 horas fallecieron, sin embargo, 21 civiles y 44 fueron heridos.
Acaso la tregua sea total cuando se lleve a la práctica otro de los puntos acordados en Eshtaura por el comité cuatripartito: el envío a la línea de demarcación que separa los sectores cristianos y musulmán de Beirut de observadores sirios encargados de hacerla respetar.
Berri, disconforme
El jefe de la milicia shií Amal (Esperanza), Nabih Berri, consideró, sin embargo, "insuficiente" ese despliegue en el frente de militares procedentes de Damasco y, desautorizando a su delegado en Eshtaura, exigió que los sirios "controlasen también las baterías de artillería del sector este [cristiano] (...) para impedir nuevas matanzas". "De lo contrario", concluyó, "no podremos suscribir un acuerdo de alto el fuego que puede resquebrajarse en 24 o 48 horas".
Junto con su aliado, el líder druso Walid Jumblat, Berri boicoteó ayer la primera reunión desde hace cuatro meses del Gobierno de unión libanés, al término de la cual el primer ministro, Rachid Karame, celebró el acuerdo alcanzado por el comité cuatripartito pidiendo incluso que los observadores "tomen posiciones en toda la capital", mientras su ministro de Hacienda, el ex presidente cristiano Camille Chamoun, se mostraba menos ilusionado, declarándose sólo "dispuesto a cooperar con los sirios".
Desde principios de julio, una treintena de emisarios castrenses de Damasco se encuentran en Beirut para vigilar la tregua entre militantes de Amal y fedayin palestinos en torno a los campamentos de refugiados e impedir que las milicias impongan su ley en el sector musulmán de la ciudad en detrimento de la VI Brigada -predominantemente shií- del Ejército regular.
El recrudecimiento de la actividad bélica estos últimos días ha permitido, sin embargo, a los grupos armados musulmanes adueñarse nuevamente de las calles, de donde se habían retirado hace tan sólo mes y medio, al tiempo que la detención por los partidarios de Berri de ocho seguidores del dirigente palestino Yasir Arafat ha aumentado la tensión en torno a los campamentos, donde se registran, a diario enfrentamientos.
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