Una empresa eléctrica de EE UU admite la posibilidad de quiebra ante el financiero de su programa nuclear
La energía nuclear ofreció ayer las dos caras opuestas de una misma moneda: mientras la primera central nuclear construida en Estados Unidos -la Yankee Plant Rowe- cumplía satisfactoriamente su primer cuarto de siglo en funcionamiento perfecto, la empresa eléctrica Middle South Utilities comunicaba a las autoridades su intención de acogerse al capítulo 11 del Código de Bancarrotas (suspensión de pagos efectiva), ante la imposibilidad de cubrir el sobrecoste financiero de su programa nuclear.Un rosario de nuevas normas y regulaciones, temores y accidentes mal explicados separan las dos experiencias. La energía nuclear de la denominada primera generación ha probado ser la más rentable de las nuevas energías, según la experiencia acumulada por las empresas propietarias de las instalaciones que comenzaron a funcionar hace más de dos decenios. No ha sucedido lo mismo con las centrales de más reciente cuño, que, después del accidente de Three Mile Island, se han visto asaliadas por una serie de nuevas regulaciones y normativas de seguridad que han encarecido, a veces triplicándolo, el coste de su construcción.
La decisión de Middle South Utilities de solicitar asistencia judicial bajo el denominado capítulo 11 del Código de Bancarrotas no es la primera que se hace pública en Estados Unidos. Hace menos de un año, otras dos empresas eléctricas advirtieron sobre tal eventualidad, pese a que en último extremo la acción fue evitada. En el caso de la Middle South, un informe de la Comisión de Valores y Bolsa (Securities and Exchange Commission, SEC) revelaba la semana pasada que la decisión de la empresa eléctrica, con sede en Nueva Orleans, parecía inevitable.
Por de pronto, el conocimiento público de los problemas financieros de la Middle South provocó la semana pasada el hundimiento de sus valores en la bolsa neoyorquina. En la jornada del viernes, por ejemplo, sus títulos perdieron 1,50 dólares por acción, cerrando a 9,125 dólares. Un portavoz del SEC manifestó que la especulación en bolsa habíadejado a la empresa en peor situación de la que se encontraba.
EL problema de la Middle South no se diferencia en nada de las estrecheces que están pasando muchas empresas eléctricas con programas nucleares ambiciosos en todas las partes del mundo. Drake Keith, tesorero de la compañía, manifestó que "todos nuestros problemas estarían resueltos si se hubiese seguido un programa de incremento de ingresos paralelo al del aumento de costes". En otras palabras, el representante de la empresa reprochaba a las autoridades que no se hubiesen autorizado incrementos de tarifas con los que financiar la construcción de la planta Grand Gulf 1, situada en Port Gibson, Misisipí.
Según un portavoz de la empresa, "nuestro problema es que las distribuidoras de la energía que produce la planta de Gran Gulf no pueden pagar los 80-90 millones de dólares mensuales que cuesta la energía que les suministramos. Sus ingresos por ventas no cubren esta cantidad, y poco a poco sus problemas financieros aumentan". Como resultado, las cuatro suministradoras, que son empresas subsidiarias de la propietaria, están llevando a la quiebra a la compañía matriz.
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