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La azafata superviviente del 'jumbo' nipón dice que hubo "un gran estruendo" antes del choque

La azafata Yumi Ochai, una de las cuatro únicas supervivientes de la catástrofe del Boeing 747 de la Japan Air Lines (JAL) que se estrelló el lunes con 524 personas a bordo, aseguró ayer en un relato escrito que la emergencia se originó en una fuerte descompresión explosiva, pero no pudo confirmar que el origen del problema fuera un fallo en la puerta trasera. "Sentí un gran estruendo encima de mi cabeza y el aire se volvió blanco. El avión comenzó a moverse violentamente y luego cayó en picado sobre el monte" dijo la joven.

La dramática descripción de la azafata, primera de este tipo que se obtiene tras un gran accidente de aviación, fue leída a los periodistas por un portavoz de la JAL en Tokio, mientras unos 4.000 hombres se dedicaban al rescate de las centenares de víctimas, diseminadas en un radio de cinco kilómetros en la boscosa falda del monte Okuda, al oeste de Tokio. Hasta ayer, 300 cadáveres habían sido rescatados, 70 de los cuales fueron trasladados hasta Fujioka, al norte de Tokio, donde más de 1.400 personas aguardaban para identíficar los restos.Miembros del equipo de especialistas en desastres aéreos dijeron que ayer fueron halladas las dos cajas negras del aparato (en realidad, de color anaranjado), que contienen el registro de vuelo del avión y la grabación de las conversaciones de cabina, con cuya información se podrán precisar mejor las causas del accidente, el mayor que ha afectado a un solo aparato en la historia de la aviación.

Los expertos han coincidido hasta ahora en que la causa más probable del accidente fue el fallo de una puerta trasera del Boeing, que se abrió por razones que se desconocen y provocó una descompresión explosiva en el interior del aparato, haciéndole perder la dirección. El estruendo que cita la azafata no descalifica esta hipótesis.

Yumi Ozumi, de 26 años y una de las cuatro supervivientes (dos mujeres adultas y dos niñas), hizo su relato desde el hospital, donde se encuentra internada con rotura de la pelvis y cortes en la cara. Ozumi dijo que, 12 minutos después de despegar desde el aeropuerto de Haneda, en Tokio, rumbo a Osaka, sintió un "gran estruendo" sobre su cabeza y luego la presión de la cabina bajó rápidamente, el aire se volvió blanco (debido a la rápida condensación) y cayeron sobre los pasajeros las máscaras de oxígeno.

Los compartimentos de equipaje se abrieron y se hundió el techo de los lavabos de la parte trasera, mientras el avión se balanceaba violentamente de lado a lado y de atrás hacia adelante. "No sé si la puerta se abrió o no, pero no escuché ninguna otra explosión bajo el suelo o en otra parte" dijo la joven, que viajaba fuera de servicio en el aparato, sentada en una de las últimas filas de asientos, junto a las otras tres supervivientes.

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