Dos seres marginados

La historia que narra esta versión de la novela de Victor Hugo Notre Dame de Paris no es desconocida para nadie. El tema de la Bella y la Bestia, de la comprensión y complicidad que se establece entre dos polos opuestos, tiene una larga trayectoria y potencial dramático y psicológico que la aproxima a todo el mundo. Si Quasimodo es el rey de la deformidad, el eslabón en el que el hombre reconoce su parte de bestialidad y al tiempo se siente superior, Esmeralda es la sublimación de la belleza. Ambos viven marginados por ser más humanos que los humanos.La versión de Jean Delannoy parece un extraño compromiso entre las concesiones a la comercialidad y las pretensiones artísticas. Basta con observar la textura, lisa y suave, de los suelos de los decorados, para saber de la falsedad de los mismos y de la pretensión fantástica de Delannoy; pero si lo que ordena nuestra mirada son los protagonistas, la mezcla de Anthony Quinn y Gina Lollobrigida es perfecta por su vulgaridad y espantosa por eso mismo.

Torturador

Que una vulgar magioratta como Gina pueda ser Esmeralda es el lógico correlato de un Quinn que, para los europeos, seráeternamente Zampano, el torturador de Gelsomina.Notre Dame de Paris fue escrita por Victor Hugo en 1831 y se convirtió.en cine por vez primera en 1906 de la mano de una mujer, Alice Guy, directora de Esmeralda.

Desde entonces las versiones se han sucedido siendo las más famosas las protagonizadas por Lon Chaney, que retozaba admirablemente en lo alto de la catedral parisina agarrado a una de sus gárgolas, o la dirigida por Jean Cocteau, abiertamente mítica.y poética. La más reciente, aunque sea muy libre, es La máscara, de Peter Bogdanovich, en la que ella es una cieguecita rica.

Desde una perspectiva psicoanalítica, El jorobado de Notre Dame es una historia que se ha rodado muchas más veces de las oficialmente contabilizadas. Los deseo de los dos protagonistas, una vez liberados de su ropaje romántico y de su contenido mitológico, adquieren una perentoriedad prosaica de gran fuerza, de manera que él tanto pude identificarse como un trasunto de King-Kong comoj verse en precusor del espíritu heayy; y ella es la mújer eterna, esa perfección que sólo sóbrevive si no es contaminada por el contacto con la realidad.

Contacto con el mito

La historia posterior nos enseña que el contacto con el mito imprime carácter. Quinn ha sido ya para siempre la encarnación del hombre primario pero, en el fondo, de muy buenos sentimientos, que siente gran admiración por la pureza de quien está en el otro extremo; ella, después de una br eve carrera en Hollywood y de un buen número de películas italianas, pasea ahora su'palmito en el paisaje desinfectado e impoluto inventado por un fabricante de porcelanas, de manera que el destino dibujado por Delannoy está cumpliéndose, ni que sea metafóricamente.Notre Dame de París se emite hoy a las 21.35 horas por TVE-1.