Operación Delon
El último homicidio fue el intento de introducir en el cine norteamericano al afamado Alain Delon, quien, más allá de su felina belleza masculina y su capacidad de duro, posee indudables dotes artísticas. Su reciente Chartus de El amor de Swann despeja cualquier duda al respecto. Pero la película en cuestión no supuso un buen armazón para el actor.El último homicidio es, a todas luces, un filme policiaco convencional, donde su personaje sale de prisión para iniciar en familia su regeneración, aunque a la llamada del mal volverá a acudir sin rechistar. Estas tramas tienen siempre -y no es, por supuesto, Ralph Nelson, su director, hombre capaz de dar la vuelta a la tortilla- un moralismo peligroso. Se juzga el bien y el mal estereotipando sus conceptos, sin ver qué complejos rostros ocultan sus entrañas, sin prestar atención a la ambigüedad que ambas partes amueblan. Vamos, que esta película no es un Huston, ni siquiera Melville, hombre con moral a su pesar.
Para redondear la operación DeIon se decoró el elenco de actores con nombres susceptibles de hacerle sombra, como el siempre convincente Van Heflin o como Jack Palance, rostro de ángulos obtusos magníficamente cinematográficos. Ellos, con la sugestiva Ann Margret de atractivo añadido, son lo mejor de esta fiesta, bien narrada, pero de personalidad ausente.
El último homicidio se emite hoy, a las 21.35, por TVE-1
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