Un ficticio consenso balear
Por lo menos a una cosa se han acostumbrado los colaboradores de José Luis Balbín después de tantas semanas organizando encuentros entre gentes dispares: a torear los síndromes que el programa La clave excita en los invitados ocasionales. El programa dedicado a la autonomía balear y emitido el viernes pasado hubiera proporcionado a los espectadores atentos las claves de un debate político sobre la autonomía que ha enredado los titulares periodísticos durante 10 años, pero, lejos de esta discreta aspiración, sirvió únicamente a los políticos invitados para enseñarse al país tal como desearían ser: tolerantes, pragmáticos, de trato exquisito y, fundamentalmente, de acuerdo en casi todo.El debate decepcionó porque los buenos gestos mostrados no son conformes a las noticias comprobadas a diario y porque sobre todos los invitados se instalaron los síndromes televisivos más usuales: la compostura digna del afán de notoriedad y el discurso bien articulado del que desea agradar a todos. Que el ministro de Administración Territorial, Félix Pons (PSOE), el presidente de la Comunidad Autónoma Gabriel Cañellas (AP) y el presidente del Consell Insular de Mallorca, Jerónimo Albertí (UM), evitaran las disputas conflictivas dice mucho en favor de su sentido de la responsabilidad institucional. La pregunta insistentemente repetida por los espectadores explicitaba la sorpresa de los isleños: "¿Por qué están todos de acuerdo?".
En cierto modo, el equívoco proclamado por el supuesto debate dijo muy poco acerca de los grupos políticos y sociales isleños y de sus respectivos proyectos de recuperación cultural y económica para las islas, pero dibujó a la perfección el talento natural del alma colectiva insular: el arte del disimulo y el pánico a evidenciar conflictos. Cuando los invitados supieron que Balbín había invitado al periodista Antonio Alemany pusieron el grito en el cielo. ¿Por qué? Antonio Alemany, artífice del prestigioso Diario de Mallorca, ha sido el primer periodista y político local dispuesto a remover las plácidas condolencias acordadas por las familias políticas isleñas. Pero también Antonio Alemany mostró esta noche en televisión el rostro suave de sus opiniones. Los síndromes electrónicos.
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